Hace rato que Atlético se convirtió en un equipo todoterreno que se adapta a las circunstancias con lo que tiene. Anoche tuvo la suerte de que el penal sobre la hora para Lanús (el primero de la temporada en su contra) fue directo al travesaño. El “Decano” a veces es convidado a los banquetes del fútbol y apenas lleva cubiertos de plástico, como anoche: el equipo B, el de los suplentes que se jugaban su continuidad como esos alumnos que necesitan aprobar una materia para pasar de año, tuvo que luchar en una cancha embarrada. Y encima, lo hizo en La Fortaleza: nunca más atinado un apodo para un estadio, en el que Atlético nunca había podido rescatar un punto ni marcar un gol.
El que único ayer que estuvo cerca de romper el embrujo fue Jonathan Cabral, con una volea que aterrizó en el travesaño a los ocho minutos del primer tiempo. Fue la única llegada de un Atlético que se dedicó a juntar las líneas y apostar por el error del rival. Lanús, en cambio, explotó la fragilidad de David Valdez, incapaz de cortar los arranques eléctricos de Marcelino Moreno.
Por ese sector, el equipo local generó una sucesión de situaciones que no logró finalizar con eficacia. En dos oportunidades, el responsable de evitar el gol fue el arquero, Alejandro Sánchez. No extrañó, entonces, que el lateral derecho fuera reemplazado en el segundo tiempo.
Es cierto que la mira está direccionada hacia la Copa Libertadores, el premio grande. De todos modos, el partido contra Lanús implicaba mucho más que un cierre anodino de campeonato que a Atlético no le cambiará la ecuación en el presente.
Por su lógica, el fútbol argentino hilvana campeonatos a través de los promedios, lo que implica que los puntos en juego de ayer podrían ser clave en el futuro. Si hoy empezara el torneo siguiente, Atlético estaría un escalón por encima de la zona de descenso, apenas con tres puntos (con un partido más) de ventaja sobre Patronato y Belgrano. En la próxima Superliga habrá cuatro descensos. Por ahora, además del equipo de Entre Ríos y el de Córdoba, estarían condenados San Martín de San Juan y Tigre, cinco y trece puntos, respectivamente, por debajo del Decano.
Como es uno de los equipos que más recorrido arrastra, Ricardo Zielinski guardó todo lo posible ante esta versión desteñida de Lanús. El partido del jueves siguiente ante Libertad, en Paraguay, es la prioridad para un equipo que necesita un punto para clasificarse a octavos de final. Por eso, para el cierre de esta Superliga el entrenador apeló a varios futbolistas que no se sabe si seguirán vistiendo esta camiseta.
Pero también fue la oportunidad perfecta para ver de nuevo en acción a Jonás Romero, la joya de 17 años que no jugaba desde el partido contra Independiente por Copa Argentina. Apenas unos chispazos le dieron brillo a su juego, pero de a poco se ensombreció.
La imagen de anoche no fue la del mejor Atlético, pero al menos mostró una fisonomía rocosa, sobre todo en el segundo tiempo, aunque Lanús casi lo gana en el final. Si se piensa en el final de la próxima temporada, no está nada mal el punto conseguido con suplentes en una cancha casi imposible para Atlético.
El regreso
El plantel pasó la noche en Buenos Aires y se tomó uno de los primeros vuelos a Tucumán de hoy. Entrenarán pensando en el duelo del jueves ante Libertad en Paraguay, hacia donde viajarán el martes a las 21.
Adiós a un ex goleador
Hugo Romeo Guerra, quien patentara un nucazo como arma goleadora y quien jugara en Atlético en la temporada 2001/02, falleció ayer de un paro cardíaco.
Zielinski eligió el silencio
El DT “Decano” no hizo declaraciones tras el partido.
Adiós a Pompei
Juan Pablo Pompei dirigió ayer su último partido. Tras el pitazo final, se quebró en llanto.
Apoyo a la Selección
Los 22 jugadores salieron al campo con banderas argentinas y un cartel: “hay que alentar a la Selección.