En un final para el infarto, San Martín consiguió el empate y avanzó a la semifinal
San Martín vivió una jornada para el infarto y así, a pura garra y sufriendo hasta el final, logró avanzar a la semifinal del Reducido de la B Nacional en busca del ascenso a Primera. El 3-3 con Villa Dálmine lo mantiene en la carrera.
La historia arrancó muy mal para el "Santo", que antes de los 25 minutos de juego ya perdía 2-0 en manos de un Dálmine 100% efectivo, que aprovechó al máximo los errores del anfitrión. Pablo Burzio y Marcos Rivadero desnudaron las peores falencias del local y con sus goles lo dejaron afuera de todo durante largos minutos.
San Martín no jugó bien en el primer tiempo y lo pagó carísimo. Pero en el complemento todo comenzó a cambiar. El drama y la intensidad se mantuvieron en el aire, pero el equipo de Darío Forestello asumió el protagonismo y fue con todo por el empate que lo favorecería a causa de la ventaja deportiva.
Así llegó el tanto de Franco Costa, el hombre que entró desde el banco y comenzó la épica remontada. Bajo la lluvia, el delantero descontó justo a tiempo y animó a todo el equipo.
Villa Dálmine no encontró más la pelota y apostó a la contra para mantener su ventaja. San Martín pisó el acelerador y comenzó a inclinar la cancha con una chance tras otra. Hasta que apareció, cuándo no, Claudio Bieler. El goleador acertó de cabeza y mandó la pelota adentro sin que Martín Perafán pudiera hacer algo.
El 2-2 a los 81 minutos hizo explotar a La Ciudadela, pero a partir de allí el final se hizo aún más apasionante. A los 84 Ramiro López puso el tercero para los de Campana tras una mala salida del arquero Ignacio Arce y el mundo se le vino abajo a los hinchas.
La desesperación de los fanáticos y la búsqueda incansable de los jugadores llevaron a San Martín a la gloria a los 93 minutos. Allí emergió la figura del jugador que no pudo estar en Adrogué y que se desquitó hoy en La Ciudadela: Juan Galeano. El volante tomó la pelota luego de una serie de rebotes que paralizaron los corazones y la mandó adentro: 3 a 3.
Con ese gol se cerró la persiana y todo fue fiesta en La Ciudadela. Los jugadores y los hinchas festejaron bajo el agua sabiendo que el sueño del ascenso está más latente que nunca.