“No hay motivos para la intranquilidad”, dice, una y otra vez, el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Y está claro que las tensiones tratan de minimizarse en la Casa Rosada, pero se potencian en los mercados y en el bolsillo de cada uno de los argentinos. La economía se está devorando a la política. No hay reacción y las tensiones con los precios, con el dólar y con las tarifas han sacudido a la gestión del presidente Mauricio Macri. Sin embargo, la estrategia es minimizar los efectos y seguir mirando hacia adelante. Mientras tanto, los sondeos sobre el humor social acerca del rumbo económico se maximizan. Seis de cada 10 argentinos creen que su situación está peor que hace un año y la mitad de los consultados tiene la misma sensación para dentro de un año, dice un reporte de D´Allesio Irol/Berensztein. La intranquilidad merodea en cada rincón de la Argentina. Y en el mercado también. El dólar aceleró su precio y ayer se llevó cerca de 64 centavos de peso, para cerrar en $ 21,524 para el tipo vendedor minorista.
En el horizonte predominan los nubarrones. Que el dólar y las tarifas acompañen a la dinámica del nivel general de precios es la menos peor de las alternativas, definió el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa). Para evitar los traumas y las preocupaciones que generan las devaluaciones y los “tarifazos” hay que bajar la inflación. Esto pone en evidencia la importancia de ordenar estructuralmente las cuentas públicas, advierte el instituto.
La sensación generalizada es que todo está más caro y que mayo está lejos de ser un mes de estabilización del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Desde que el 28 de diciembre el Gobierno nacional decidió mover las metas de inflación, las expectativas sobre el rumbo económico se han deteriorado. Macri está pagando las consecuencias de ese incumplimiento. No fue una broma para el día de los inocentes; fue consecuencia de un cambio de planes sobre el modo en que iba a financiarse el Estado. Los movimientos del tipo de cambio le costaron al Banco Central más de U$S 3.500 millones desde que arrancó el año hasta nuestros días. Ganan pocos; pierden los minoristas, porque el traslado a precios es inevitable.
También gana el Estado nacional. La recaudación tributaria trepó en abril a $ 236.227 millones, una suba del 25,7% respecto de igual mes del año pasado, impulsado por el mayor nivel de actividad interno. Gran parte de esa expansión en los ingresos del fisco se explica por el cobro del impuesto inflacionario.
En Tucumán sucede prácticamente lo mismo, aunque el impacto de la mayor actividad en el cobro del impuesto a los Ingresos Brutos también viene de la mano del incremento de las alícuotas en las principales actividades económicas de la provincia. Desde ese punto de vista, sumado a que los ingresos de origen nacional llegan de acuerdo con lo presupuestado (no hay excedentes como en otros años), la gestión del gobernador Juan Manzur proyecta un horizonte sin grandes contratiempos fiscales, al menos hasta el cierre del primer semestre, cuando se abone el medio aguinaldo a casi 110.000 agentes públicos. A partir de entonces, especulan en la Casa de Gobierno, el consumo hará lo suyo y, entonces, mejorarán las expectativas a nivel local. Pero Manzur cree que es necesario dejar en claro que el “tarifazo” es una decisión netamente nacional. Por eso, les pidió a sus distintos colaboradores que aclaren que no hay carga impositiva en las facturas de los servicios públicos privatizados que se cobran en Tucumán; excepto en el gas. Por las dudas, la Dirección de Rentas salió a decir que la prestación de la distribución eléctrica no constituye hecho imponible y que la SAT está exenta del pago de Ingresos Brutos. Según trascendió, en el Poder Ejecutivo se elabora un decreto que, entre otros puntos, anunciaría un incremento del universo de usuarios del servicio de agua potable y cloacas que gozan de la tarifa social, de los 15.000 actuales a los 90.000 usuarios. Estos serían subsidiados por la Provincia. Hay decisión política; falta el instrumento.
Macri y Manzur necesitan dar buenas noticias en medio del pesimismo social. Alguien recuerda que hay que pasar el invierno y que las actuales son las pruebas de resistencia que atraviesa el modelo económico.