El tren de la ilusión tuvo un percance en la estación menos pensada. En Adrogué, contra todos los pronósticos y cuando estaba todo para poder dar el salto de calidad, la locomotora piloteada por Darío Forestello se quedó sin energía.
El plantel acusó el durísimo golpe tras el 0-1. El vestuario visitante del “Lorenzo Arandilla” fue un coro de silencios, lamentos y algunos llantos. Los jugadores salieron en fila india y, con cara de pocos amigos, recorrieron los casi 100 metros hasta donde estaba estacionado el ómnibus que los llevó de regreso al hotel ubicado en pleno microcentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En el búnker elegido para esta excursión, ubicado en Suipacha al 1000, futbolistas, cuerpo técnico, dirigentes, colaboradores y allegados se recluyeron para intentar digerir lo más rápido el mal trago. Una cena ligera y a tratar de conciliar un sueño que se transformó en la peor pesadilla.
“El plantel está muy golpeado. Acusó feo el golpe. Es natural. Es muy reciente la caída. Pero estos muchachos se van a reponer y van a recuperar las fuerzas de cara al Reducido”, le confió, en el Aeroparque “Jorge Newbery” a LG Deportiva, un allegado a la dirigencia que compartió las horas post derrota contra Brown de Adrogué junto al plantel. Ni las horas de sueño (léase desvelo por la enorme oportunidad perdida) le cambió la cara a los protagonistas. Cerca de las 8 de ayer, la delegación “santa” arribó al aeropuerto y los futbolistas casi que se dejaron caer sobre los asientos de la zona de pre-embarque, ubicados en el primer piso de la aeroestación.
No había ganas de nada, parecían querer acelerar la llegada a casa para encontrarse con sus seres queridos y que sean ellos quienes le ayuden a cambiar el chip.
Así, el vuelo 1446 de Aerolíneas Argentinas, que pudo haber sido una fiesta si se daba lo que todos los hinchas de San Martín esperaban, terminó siendo un calvario.
El silencio casi que taladraba los oídos. Por eso las casi dos horas de viaje fueron un suplicio para toda la delegación y algunos hinchas que habían coincidido en el vuelo.
“Ya está. No hay que quedarse lamentándose por esta oportunidad que dejamos pasar. Debemos recuperarnos y mirar para adelante. Nos queda una chance y tenemos que tratar de aprovecharla”, fue el pensamiento de Juan Galeano, que al estar suspendido vio la derrota en Adrogué desde la zona de cabinas de prensa.
Mientras tanto, Ismael Benegas, uno de los jugadores más experimentados que tiene el plantel “santo” confió en que lo mental no será un escollo de cara al inicio del torneo Reducido, el camino alternativo por el que San Martín intentará arribar a buen puerto. “Somos conscientes de que lo que nos estamos jugando. No hay que bajar la guardia, perdimos un partido pero hay que seguir trabajando para intentar lograr lo que se nos escapó en esta ocasión”, sentenció el central guaraní.
En La Ciudadela quieren que este traspié sirva para aprender de los errores. Lo pasado no se puede modificar, pero si no se cometen los mismos errores el gran sueño aún puede ser posible.