PRESENTACIÓN
• Mañana a las 20 en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265).
“A lo largo de los años y en forma casi paralela al hacer musical, Pepe tenía también la hermosa costumbre de escribir poemas y aforismos, un hecho conocido por pocos... Quienes han rumbeado por el latir de su arte ‘de salud numeroso’, encontrarán en esta selección a un Pepe más íntimo, más libre, persiguiendo y arrinconando a las palabras siempre”, reflexiona el poeta Mario Melnik en el prólogo a “Poesía sin música”.
La obra reúne los poemas de Pepe Núñez, y se presentará mañana en el Centro Cultural Virla. En la oportunidad se referirán al libro la viuda del compositor, Alba López de Núñez; Melnik; el editor Daniel Ferullo y el actor Federico Cerisola. Recitarán poemas la actriz Rosa Ávila y el cantor Grillo Córdoba. El cierre musical estará a cargo de Lucho Hoyos y Juan Falú.
El poemario, publicado por la editorial Ferullo Burke, contiene poemas, ilustraciones y fotografías inéditas del artista, recopilados a través del tiempo. Esta publicación viene a dar cuenta de una faceta poco conocida de la obra del autor, como es su producción poética. Reúne también testimonios de Dardo Nofal, Gerardo Ramos Gucemas, Falú, Hoyos, Eduardo Rosenzvaig y Roberto Espinosa. Los editores son Ferullo y López de Nuñez, quien también participó en la compilación, selección y organización de los textos, junto a Melnik y a Guillermo Siles.
El sol lo puso al final de nueve hermanos en Salta, el 12 de noviembre de 1937, bajo el nombre de José Antonio Núñez. Alumno del Cuchi Leguizamón en la secundaria, Pepe se enredó en la poesía y el canto con Ariel Petrocelli y con su hermano Gerardo Núñez evocaron los desvelos y el asombro por el colombiano Marfil (Jorge David Monsalve Velásquez era su nombre real) y el cubano Nicolás Guillén, con el trío de música caribeña “Los Guajiros”.
Los sueños de Pepe y Gerardo se asentaron en Tucumán en los 50 y en esta tierra comenzó a germinar una producción conjunta que destapó los oídos del folclore. En 1958, en una mesa de un boliche de “hacha y tiza” de la plaza Alberdi, brotó la “Del 55” (“la chacarera que mordiendo sueños nos roba la noche entera...”). La bohemia los atareó en vinos y música con el violinista Alfredo Grillo, Adolfo y Hugo Carmona, el Ciego Pancho... “Tristeza”, “El manco Arana”, “Agüita demorada”, “La cruzadita”, “La media pena” no tardaron en treparse a la voz de Mercedes Sosa y en conquistar la geografía del país. “Nos gustaba mucho el bolero; el folclore no nos llenaba, buscábamos acordes más complejos. Uno crece, madura, cuando empieza a leer. He trasladado la armonía del bolero a mis piezas que tienen otros cortes. La creación es camino serpenteante, no circular”, decía.
En los 70, Pepe alumbró como solista el disco “La piel del pueblo”, y en los 80 hizo con Gerardo “A cantar, corazón”, donde se hermanaron con las guitarras de Juan Falú y Miguelito Ruiz, y el bandoneón de Rodolfo Mederos.
Senderos distintos
Cuando los hermanos decidieron tomar senderos distintos, Pepe apoyó su creatividad en su propia vena, en Falú y en Hoyos. Convencido de que los jóvenes eran el porvenir del canto, convocó a Hoyos, Ariel Alberto y Omar Flores y con ese trío de guitarras se presentó en 1998 en Buenos Aires despertando una elogiosa crítica en el diario “Clarín”.
La voz del autor de “El manco Arana” se calló el 31 de mayo de 1999. Pepe Núñez fue, sin duda, una de las figuras clave de las últimas décadas del folclore.