Leito: “Dios quiera que se les dé”

Leito: “Dios quiera que se les dé”

El presidente decano espera por el clásico en Primera con San Martín.

DIVIDE LAS AGUAS. Leito piensa de una forma como hincha y otra como dirigente. la gaceta / foto de héctor peralta (archivo) DIVIDE LAS AGUAS. Leito piensa de una forma como hincha y otra como dirigente. la gaceta / foto de héctor peralta (archivo)
29 Abril 2018

Media hora antes de que comience el partido, cuando nadie imaginaba que Ignacio Pussetto abriría el resultado a los pocos segundos de juego, Mario Leito salió del estadio de Huracán para caminar unos metros por la avenida Amancio Alcorta y reingresar al palco por otra puerta. El presidente de Atlético sonrió cuando un allegado lo cruzó en la vereda y le dijo “ey, ¿que hacés acá si el partido importante es el miércoles?”, pero se puso más serio cuando LG Deportiva le preguntó por otro partido: el que jugará mañana San Martín contra Brown de Adrogué en su intento de ascender a la Superliga.

A pesar de convivir en un ambiente en el que cada vez hay más chicanas y menos autenticidad, Leito respondió como deberían hacerlo muchos dirigentes del fútbol argentino. Con la grandeza que requiere su cargo. “Si pienso como hincha, solamente me importan mis colores, pero yo me tengo que despojar de esa camiseta, soy dirigente tucumano, y sé lo que siente y sufren mis colegas cuando las cosas no salen. En la vida hay momentos en que hay que dejar de sufrir y Dios quiera que el lunes (mañana) ellos puedan lograr lo que pretenden, para lo que en definitiva han trabajado”, dijo Leito.

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“Tengo grandes amigos de San Martín -agregó el presidente de Atlético-, a quienes quiero y aprecio, y también conozco a muchos dirigentes, y tengo afecto por ellos, así que Dios quiera que se les dé lo que están peleando. Les falta muy poco y, si les va bien, podemos vivir un clásico increíble que el fútbol argentino está esperando”.

LG Deportiva le preguntó entonces si no temía que algún hincha de Atlético le reprochara sus palabras, pero Leito se mostró muy convencido de su rol: “Si yo tuviera miedo como dirigente y no pudiera decir lo que pienso, no sería yo. Los dirigentes tenemos que soportar las críticas, los momentos de alegría son muy pocos. Cuando ganás, sobran los hombros para llevarte en andas pero, cuando te va mal, sobran las gargantas para insultarte. Yo me banqué todas y me hago cargo, es muy difícil que me hagan decir cosas que no sé”.

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