La Cámara Penal Sala II del Centro Judicial de Concepción condenó a 12 años de prisión a Eduardo Alfredo Carrizo. El joven, de 24 años, fue hallado culpable del delito de quíntuple homicidio simple con dolo eventual, del que resultaron víctimas cinco operarios de la fábrica Alpargatas el 16 de febrero de 2016, durante un terrible accidente de tránsito.
La tragedias se registró alrededor de las 22.15 en la vieja traza de la ruta 38, en una curva pronunciada que está a la altura del paraje Santa Rosa, a 500 metros al norte del río Chico. Carrizo conducía esa noche con un alto nivel de alcohol en sangre (1.5 mg), según determinaron estudios de laboratorio. Circulaba en dirección al norte en una camioneta Toyota Hilux, cuando colisionó frontalmente contra un auto Fiat Uno.Allí viajaban Rubén Quinteros (63) y su hijo Francisco (35), Ignacio Garzón (33), Antonio Cano (63) y Cinthia Lastra (31), todos, oriundos de Santa Ana. Murieron en el acto tras el tremendo impacto. Las víctimas habían cumplido su turno laboral en la planta fabril y regresaban a sus hogares. Los vocales Jesús Carlos Pellegri (presidente), Elena Grellet de Barrionuevo y Sergio Altamirano, emitieron el martes el fallo, tras coincidir en que la conducta de Carrizo, al salir a la ruta muy alcoholizado y manejando casi de forma descontrolada su rodado, tuvo el agravante de la figura delictiva de homicidio con dolo eventual.
Reconstruyeron el accidente en el que murieron cinco operarios de Alpargatas
“Esta condena es un claro mensaje a la sociedad: no se puede poner en riesgo la vida de las personas manejando un vehículo en estado de ebriedad. La Justicia va a ser firme con actitudes irresponsables como esta que juzgamos”, advirtió Pellegri.
El tribunal deliberó durante tres jornadas, en las que declararon testigos y distintos peritos de la Policía, la Justicia y de las partes. Las declaraciones de los testigos coincidieron en que Carrizo circulaba desde el sur en su camioneta, zigzagueando en la carretera.
“Lo que alcancé a ver fueron las luces de una camioneta, que venía desde el sur sin control. De pronto, sucedió el choque contra el auto que iba adelante mío. Fue impresionante. La Toyota, de costado, se vino hacia a mí y de milagro logré eludirla. De lo contrario, también me hubiera matado”, contó Eduardo Banegas, también operario de Alpargatas y conductor de un auto que precedía al que colisionó con la camioneta.
El perito de la división Criminalística de la Unidad Regional Sur (URS), Ramón Martínez, dijo que, de acuerdo a las pericias que realizó, no hay dudas de que el vehículo que manejaba Carrizo salió de su carril para darse de frente con el Fiat, que circulaba en sentido contrario. Y confirmó que este chofer, en el momento del percance, se encontraba con un elevado nivel de alcohol en la sangre. Consideró que ese factor pudo ser decisivo para desencadenar la tragedia.
Sigue vivo el dolor por los cinco muertos de Santa Ana
Los letrados Julio César Herrera y Sergio Faiad apuntaron a descalificar la pericia de Martínez, indicando que las conclusiones a las que llegó sobre el carril en que se produjo el accidente “son erróneas en razón de que las fotos de las huellas de la camioneta fueron analizadas con una orientación norte sur, cuando estas fueron tomadas desde un sentido contrario”. “Si bien nuestro defendido manejaba ebrio, no es cierto que fue el que desencadenó la tragedia. Se advierte que fue el auto el que salió de su carril”, aseguró Herrera. “El dolo eventual no corresponde en este caso, porque no tuvo la intención de provocar el accidente ni tampoco tuvo la culpa de la colisión”, insistió.
El fiscal de Cámara, Julio Castro, no dudó en calificar de “criminal” la conducta de Carrizo. “Conducía alcoholizado y con exceso de velocidad. Así marchó zigzagueando hasta impactar de frente con cinco trabajadores que volvían a sus casas después de cumplir con su jornada laboral”, expuso.
Castro pidió al Tribunal 12 años de prisión por el delito de homicidio simple con dolo eventual, más inhabilitación para conducir de por vida.
En el mismo sentido se pronunció el letrado José Gómez, quien patrocina a los querellantes. “Se hizo justicia, pero queda el dolor inmenso por la pérdida de seres queridos. No nos devolverán a nadie. Ellos fueron a trabajar y nunca más volvieron por culpa de un asesino”, dijo Cintia Cano, hija de Antonio, uno de los fallecidos.
“Pido perdón a las familias por lo ocurrido. Es algo muy doloroso que voy a cargar de por vida”, se descargó Carrizo ante los jueces y los parientes de las víctimas presentes en el juicio. Tras la lectura del fallo, algunos de los hijos y hermanos de las víctimas estallaron en llanto.