16 Abril 2018
CAYÓ OTRA VEZ. Como Nández al piso, por el empujón de Figal, Boca volvió a tropezar en la Superliga, esta vez ante el “Rojo”. telam
BUENOS AIRES.- Ya son pocas las maneras de analizar el presente de Boca, el líder indiscutido de este y otros torneos. El mismo que lleva 41 fechas (serán 42 como mínimo) y casi dos años puntero pero que cada vez que pasa el tiempo, a medida que el récord se agranda, su juego se achica.
Una clara muestra de esto son los últimos dos partidos que acabaron en dos derrotas al hilo. La de ayer fue ante Independiente, por 1 a 0 y le significó que su escolta Godoy Cruz, acorte definitivamente la distancia y quede a solo cuatro puntos.
El equipo de Guillermo Barros Schelotto pudo -quizás lo mereció- empatarlo por las situaciones que generó tras el gol de Martín Benítez y un penal no cobrado por una mano de Gonzalo Verón, pero su bajo nivel no se disimula con un error de Ariel Penel.
Para colmo, a las lesiones ya viejas de Darío Benedetto (su goleador) y Fernando Gago (jugador clave en el medio) se le siguen sumando la de jugadores “actuales”: Edwin Cardona, Paolo Goltz, Carlos Tevez y ayer Wilmar Barrios.
Justo en un momento en el que Boca necesitaba concentrarse en la Copa Libertadores, parece que la Superliga tendrá emoción hasta el final, lo que significa que no podrá ignorar los partidos restantes del torneo para “decidir” en cual festejar el campeonato. Nada de eso. Deberá arremangarse y empezar a estudiar a esos cuatro rivales: Newell’s, Gimnasia (LP), Unión y Huracán.
Boca necesita ganar al menos dos de esos partidos para respirar tranquilo. De lo contrario, su increíble racha al frente del fútbol argentino corre peligro. (Especial)
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