La “Banda de Mario”, como fue bautizada en las últimas horas, tenía de todo. Contactos para comprar la droga en Bolivia y así evitar intermediarios; estructura con la que trasladaban casi 100 kilos de cocaína por mes; casi un $1 millón en efectivo que era utilizado ante cualquier emergencia (se sospecha que también para comprar voluntades); y contactos para vender la droga rápidamente o abastecer los quioscos que ellos manejaban. Por estas características, los investigadores creen que desarticularon una de las organizaciones más importantes de los últimos tiempos.
Ayer a las cuatro de la mañana, personal de la División Antidrogas Tucumán de la Policía Federal terminaba de realizar los más de 15 allanamientos. Los hombres, que trabajaron bajo las órdenes de los comisarios Santiago Hernández y Jorge Luján, informaban al fiscal federal Pablo Camuña y al juez Daniel Bejas que habían confirmado que los indicios que habían alimentado esta investigación eran ciertos. En total, secuestraron 21 kilos de cocaína (en la plaza tiene un valor de U$S126.000); casi $1 millón en efectivo; cinco vehículos (que tendrían un valor de $ 2 millones) y seis armas de fuego, y detuvieron a 11 personas.
Lo más importante de todo está encerrado en esa lista de 11 nombres. La nómina está integrada por M.P., el supuesto líder de la organización; dos oranenses a quienes les compraban la cocaína que traían de Bolivia; tres jóvenes menores de 30 años cuya función era la de trasladar la droga; y las otras seis, según se cree, eran los encargados de distribuirla para que sean vendida en quioscos de narcomenudeo propios y ajenos.
“Esto es lo que se busca encontrar cada vez que se inicia una investigación. Tenemos todo el cuadro completo. Desde el proveedor, pasando por los transportadores, siguiendo por los distribuidores y hasta los que venden en los barrios. Sin contar el efecto que genera que la persona que consigue la sustancia también queda fuera de acción”, explicó Camuña.
El mismo fiscal dice que ahora empieza otro trabajo. El de identificar quiénes colaboraron en el aspecto económico con la organización. “Estamos hablando de volúmenes muy importantes que generan grandes ingresos”, advirtió.
Según los datos aportados por los investigadores, en Orán compraban a U$S 80.000 (unos $1,6 millones) los 20 kilos que habrían traído semanalmente. De acuerdo a la versión oficial, en nuestra provincia podrían haber comercializado la carga en hasta unos U$S 120.000 (unos $ 2,45 millones), ya que vendían el kilo a U$S 6.000. La suma de U$S 2.000 de diferencia es por el valor del traslado de la mercadería. Por cada viaje, la organización podría haber conseguido una ganancia líquida de U$S 40.000 (unos $ 818.000). En principio, se cree que realizaban cuatro excursiones mensuales, es decir, que podrían haber ganado U$S 160.000 (unos $ 3,72 millones) cada 30 días y, si hubieran extendido el negocio durante todo un año, podrían haber obtenido hasta más de U$S 1,9 millones (más de $ 39 millones)
Sin embargo, las ganancias podrían haber sido mayores si se tiene en cuenta que la organización también contaba con quioscos propios. Por ejemplo, de la carga promedio de 20 kilos, la podrían haber estirado cinco veces, es decir, podrían haber colocado en el mercado unos 100 kilos.
Fraccionadas en “alita de mosca”, habrían puesto en las calles unas 120.000 dosis. Cada una de ellas cuesta en el mercado $ 100, por lo que podrían haber conseguido una ganancia de $ 12 millones.