El Arzobispado de Paraná, Entre Ríos, aprobó un protocolo para prevenir y concientizar sobre abusos de menores por parte de sacerdotes.
El protocolo no tiene antecedentes en la Iglesia y, entre la serie de medidas, se especifica que los religiosos no podrán tener en ningún momento contacto físico con "menores o adultos vulnerables", así como tampoco recorrer largas distancias en auto a solas ni compartir habitaciones en hoteles, casas u otros lugares, destaca TN.
La normativa señala que la confesión debe hacerse en lugares y horarios especificados y la puerta de la sacristía debe permanecer siempre abierta y prohíbe "realizar cualquier insinuación, comentario o chiste sexual delante de menores o adultos vulnerables; poseer o exhibir cualquier material sexual o pornográfico; involucrarse en conductas sexuales secretas o manifiestas, y dar o recibir regalos personales o desproporcionados”.
Al mismo tiempo, difundieron los pasos a seguir ante una denuncia o sospecha verosímil de un caso de abuso que, de ser confirmado, puede terminar en la expulsión del ministerio sacerdotal del acusado.
La inédita resolución es el resultado de la serie de denuncias en las que se vio envuelta la Iglesia Católica durante los últimos años, que tuvo como uno de sus casos más emblemáticos el del cura Justo José Ilarraz, que ejerció su ministerio en Tucumán, acusado de haber abusado a comienzos de los ’90 de varios seminaristas, hechos por los cuales será juzgado después de muchos años.
La abogada y licenciada en Derecho Canónico María Inés Franck, integrante de la Comisión Arquidiocesana para la Protección de los Menores de Paraná, sostuvo ante los medios locales que el objetivo de las normas de prevención y el protocolo ante una denuncia “es cuidar a los niños y que no vuelva a pasar”.