Juan José Aranguren volvió al centro de la polémica y no sólo por los incrementos tarifarios. Esta vez el ministro de Energía de la Nación expuso públicamente que mantiene depositado parte de su patrimonio en el exterior a la espera de que mejoren las condiciones económicas de la Argentina. “Sigo teniendo mi dinero afuera”, afirmó. Esa frase desató innumerables críticas respecto de la percepción del ministro sobre el rumbo económico y sobre la ética pública del funcionario.
Más allá de eso, desde Chapadmalal, el presidente Mauricio Macri salió a respaldarlo. “Dejó su actividad privada, donde le iba muy bien, para hacerse cargo del mayor despelote que dejaron los kirchneristas”, remarcó el jefe de Estado. Además, recordó que, por pedido de la Oficina Anticorrupción, debió vender las acciones que recibió de Shell al retirarse de la empresa, “en el momento del peor precio del petróleo en los últimos 10 años, con lo cual perdió la mitad de su valor”.
Aranguren fue presidente de la filial argentina de la petrolera Royal Dutch Shell entre 2013 y 2015. A fines de 2015 asumió como ministro de Energía del Gobierno de Macri. “Casi todo lo que tengo afuera fue producto de una bonificación que recibía de mi anterior empleador, de acciones de esa empresa que estaba en el exterior”, explicó Aranguren. El funcionario fue cuestionado por poseer acciones de Shell aún mientras ejercía como ministro de Energía, en un acto que fue investigado por la Oficina Anticorrupción ante un posible conflicto de intereses, consignó la agencia de noticias DPA.
De acuerdo con su última declaración jurada de bienes, difundida por el portal Infobae, Aranguren posee el 84% de su patrimonio depositado en un banco fuera de la Argentina. “Yo no lo escuché, no sé si no se está sacando de contexto lo que dijo, pero lo que sí puede decir es lo que hizo Aranguren, que fue dejar su actividad privada, donde le iba muy bien, para hacerse cargo del mayor despelote que dejaron los kirchneristas, que era un país sin energía, que perdía reservas todos los días y con las tarifas por el piso, que nos llevaban cada día a más apagones”, aseveró Macri.
En este marco, el mandatario valoró las “nuevas varas” impuestas por la gestión de Cambiemos para lograr “una Argentina más ética y con más transparencia”, porque -indicó- “la corrupción nos ha llevado por el peor camino, generando solamente pobreza y más pobreza”.
En diálogo con Radio 2, de Rosario, Macri dijo que el país venía de una gestión en la que “funcionarios que llegaron secos se fueron ricos”, lo que ahora está siendo investigado por la Justicia.
Según Macri, “por suerte” no habrá más “ajustes de tarifas grande”, luego del anunciado el miércoles por Aranguren, señala un cable de la agencia Télam.
Conflictos de intereses
Varios integrantes del Gobierno de la coalición de centroderecha Cambiemos fueron cuestionados por poseer fondos fuera del país o participar en empresas “off shore”, incluido el presidente Macri, involucrado en la investigación denominada “Panamá Papers” por su participación en empresas asentadas en paraísos fiscales, hecho que no había incluido en su declaración jurada de bienes. En otro caso, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, omitió al ingresar en la función pública que hasta mediados de 2015 estuvo vinculado a sociedades offshore creadas para administrar fondos en paraísos fiscales, según surge de documentos oficiales de la Comisión Nacional de Valores de EEUU (SEC).
Desde el punto de vista comunicacional, el director de VAlli Partners, Daniel Valli, considera que, a veces, la percepción vale más que la realidad. “Muchas veces las palabras se transforman en símbolos y esto de Aranguren así lo fue: un símbolo de desconfianza en su propio gobierno; increíble pero real. Es el combo perfecto de la incapacidad de comunicar”, puntualiza en una charla con LA GACETA. Desde su experiencia, hoy se comunica con los hechos además de las palabras. “Lo grave de esto es que el hecho es contundente y, además, lo confirma con las palabras”, acota. Valli recuerda que la comunicación le da sentido a las decisiones. “Esto y lo del minsitro de Trabajo Jorge Triaca (sobre el caso de su empleada) definitivamente erosionan la reputación del gobierno”, dice.
Según el analista Julio Bárbaro, la nueva polémica respecto de Aranguren es otra muestra de que la actual gestión renunció a la política. “Esa política es la que está al servicio de la sociedad; entonces no se pueden ocupar lugares públicos priorizando lo individual, los intereses privados”, indica a nuestro diario. “Así se impone la no política, en la que el barniz intenta suplir la pintura y el maquillaje hace a una persona”, ironiza.
Otro analista, Sergio Berensztein, sostiene que el caso Aranguren abre otro debate de fondo respecto de la ética pública. “Un ministro con tanta importancia regulatoria puede estar en problemas para manejar en la Argentina su patrimonio”, lanza. Y acota: “se plantearían conflictos de intereses y, por ejemplo, ¿qué se diría si tuviera acciones en Pampa o en YPF y suben las tarifas y el precio del combustible”. A su criterio, lo mejor que puede suceder frente a esta situación planteada es debatir una nueva ley de ética pública. Y, en ese sentido, “que sea el Congreso el que defina qué deben hacer los ministros con su patrimonio”, puntualiza.
Berensztein está seguro que ese debate sería esclarecedor.