Un mundo virtual para huir de la realidad agobiante

Steven Spielberg vuelve a encontrarse con el mundo de las aventuras del cual es tan afín, mezclado con una gran dosis de ciencia ficción futurista en un mundo distópico, donde la decadencia y la posibilidad de un colapso inminente se respira a cada paso. Así es “Ready player one”.

El guión está ambientado en 2045, con el planeta en caos. Reina el individualismo. La salida a tanta angustia es refugiarse en un juego de realidad virtual, “Oasis”, un universo totalmente opuesto al que se vive, donde todo funciona sin contratiempos, hay posibilidades infinitas de trabajo y se puede correr carreras en emblemáticos autos con dinosaurios o esquiar en las pirámides de Egipto.

Esa ilusión fue creada por el excéntrico multimillonario James Halliday, quien al morir deja una última voluntad: lo heredará quien encuentre un huevo de Pascua digital (como se conoce a los desafíos en los videojuegos) que él escondió en algún lugar de su universo paralelo. Ese desafío desencadena una competencia global en una búsqueda del tesoro que no conoce de fronteras y que encierra mucho más que dinero, ya que la carrera por el triunfo está atravesada de misterios y peligros. El ganador se llevará el premio mayor de poder diseñar la continuidad del juego virtual, algo que también está en los planes de una siniestra corporación. El protagonista de la película es Wade Owen Watts, consagrado jugador que pretende ganar la fortuna pero, sobre todo, tener el control de “Oasis”. Para lograrlo, deberá vencer a millones de competidores.

El director se basó en la novela de Ernest Cline para construir un relato lleno de referencias pop de íconos culturales de la década del 80. Lejos quedaron sus títulos históricos sobre temas de la Segunda Guerra Mundial como “La lista de Schindler” o “Salvando al soldado Ryan”, el pasado norteamericano en “Lincoln”, la trama de intrigas en “El puente de los espías” o su reciente “The Post: los papeles secretos del Pentágono”, producción que aspiró al Oscar este año.

En su nuevo filme transita la crítica social y sus preocupaciones sobre el uso de la autoridad, la obsesión con la tecnología y las relaciones familiares, mezcladas con la evolución tecnológica (algo de eso mostró en “Inteligencia artificial” y en “Minority Report”) y con el ritmo de aventuras que hizo inolvidable la saga de Indiana Jones. De esa fusión surge una película donde lo real y lo virtual están en colisión y pone contra las cuerdas a los protagonistas, que deben optar para saber cómo continuar viviendo en una sociedad conflictiva. “Puedes pasar todo tu tiempo en ‘Oasis’ o hacer contactos en el mundo real con gente real”, resumió Spielberg.