“Lamentablemente esto es más viejo que el fútbol”. Quien padece sus propias palabras es un futbolista retirado que, como muchos de sus colegas, vivió tiempo atrás en una de las tantas pensiones de clubes existentes a lo largo y ancho del país. A lo que se refiere el hombre es al caso que ha tomado estado público luego de que un chico de 14 años de las divisiones formativas de Independiente se quebrara y admitiera haberse prostituido a cambio de dinero. El horror tomó estado público, pero resulta ser que el horror, aparentemente, siempre estuvo presente en el, quizás, eslabón más débil de la cadena del fútbol: las pensiones donde se cocinan sueños de grandeza de chicos de bajos recursos.
Hubo una denuncia del “Rojo”, a partir de la declaración de una de las cuatro víctimas tentadas por un exjugador de 19 años que también vivía (fue echado) en la pensión de Villa Dominico. Les ofrecía dinero a cambio de mantener relaciones sexuales con mayores.
De ese juego perverso participó también un ex asistente, hoy detenido, Martín Bustos, quien sería uno de los cabecillas de esta red de trata que, según la Justicia, no empezaría ni terminaría únicamente en Independiente, sino que podría estar conectada con otras instituciones.
A veces, el miedo y la vergüenza pueden más. “Desgraciadamente, esto no es de ahora. En varias de las pensiones del fútbol argentino sucede o sucedió algo así. Viene uno y te ofrece dinero, un par de botines, vivir un poco mejor. Y lamentablemente hay chicos que son del interior, que no tienen un peso y creen que ese es el camino para vivir un poco mejor. Esto no es solo del fútbol. Esto es una cuestión social”, reconoce otro futbolista con años de rodaje en Primera y en el exterior que prefiere mantener su nombre en silencio. La necesidad tiene cara de hereje, afirma.
La Fiscal que lleva la causa de Independiente, María Laura Garibaldi, también cree lo mismo: “A los chicos les ofrecían prostituirse no sólo por dinero sino por botines y hasta por calzoncillos. Obviamente, estos adultos sabían de las necesidades de estos chicos que mayormente vienen del interior del país, sin contención y con necesidades económicas”. Se dice, Dios reside en Buenos Aires. Curiosamente, el Diablo también.
Tucumán, otro mundo
A diferencia de la Gran Ciudad, en la provincia solo dos clubes cuentan con la estructura económica y edilicia para llevar adelante un proyecto de inferiores acompañado por una pensión, en la que residen chicos de localidades vecinas. Atlético es el más adelantado en ese aspecto. En el complejo de Ojo de Agua se encuentra la pensión, una casa renovada y construida a nuevo el año pasado.
La residencia linda con el vestuario del plantel superior y está ubicada frente a la cancha central donde día a día se entrena el equipo de Ricardo Zielinski. Con capacidad para 25 futbolistas, dos por cuarto -con baño privado-, en total, hoy viven 14. Son chicos categoría 2002 hasta 1997 que vienen desde Monteros, Santiago del Estero, Salta y alrededores.
“Trabajamos pero también rezamos porque nunca debamos lamentar un caso como el que se hizo público hace unos días”, señala el manager Diego Erroz. “Nosotros le brindamos todo lo que está a nuestro alcance a los chicos, para que ellos no sientan necesidad de lo básico, al menos. Disponen de cuatro comidas diarias, cuentan con un celador que los cuida durante el día y, además, están los chicos de la subcomisión de fútbol infantil que vienen a ser su pilar de contención, además de los profes y entrenadores. Están disponibles las 24 horas del día, todos los días”, comenta Erroz.
¿Cómo es vivir en la pensión de Atlético? Los chicos deben cumplir con los horarios establecidos para el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena. También tienen horarios pautados para el esparcimiento dentro del predio, dentro de la casa y también permisos de salidas, con autorización previa de sus padres. “Si algún chico quiere salir, primero nos comunicamos con sus padres, les consultamos si ellos le dieron permiso y, a su vez, que nos confirmen si saben a dónde quiere salir su hijo. Si todo está bien, se los autoriza por una determinada cantidad de horas”, explica Erroz.
Lo cierto es que los chicos tampoco tienen demasiado tiempo para el ocio. Dependiendo de su condición, practican con su categoría, pero también lo pueden hacer con la Reserva, el Plantel superior o con las divisiones que compiten en los torneos de la AFA. “No nos quedan ganas más que de dormir, cuando llega la tarde”, reconoce uno de los juveniles que vive en la pensión. Atlético, además, “obliga” a sus futbolistas a estudiar. “Nos hacemos cargo de todo. Para nosotros es más importante formar un chico para que se realice en su vida personal que en lo futbolístico. Si es en ambos casos, mejor. Pero lo principal es que ‘si no llegan’ tengan algo con qué desenvolverse en la vida. Deben estudiar, seguir una carrera, si así lo desean”, afirma Erroz.
Si alguno de los que vive en la casa no cumple con las reglas, será notificado, y se si los ve en algo raro, automáticamente se lo interrogará, previa charla con un familiar. “Nunca llegamos a ese punto, esperemos que no suceda. Jamás vimos nada raro, y cuando digo raro sería ver a un chico que de golpe aparece con celular último modelo, con dinero, o que cambia sus hábitos de un día para el otro”, describe Erroz.
Incluso, a Ojo de Agua, al predio en sí, no puede entrar ni un empleado del club si es que no tiene trabajo por hacer. Y a la pensión, únicamente ingresan el celador, el cuerpo técnico (tiene su vestuario y oficina), Erroz, la cocinera y una persona que colabora con la limpieza. Nadie más.
“Santa” prevención
Para dentro de un par de meses está prevista la inauguración de la nueva pensión de San Martín, en el complejo “Natalio Mirkin”. Por ahora, según confirma el manager Martín Seri, el “Santo” se hace cargo de cinco chicos que viven en dos departamentos. Tienen entre 17 a 20 años de edad y son de Alpachirri, Burruyacu, Leales y Aguilares, entre otras localidades. “Hasta que no contemos con la estructura necesaria, no vamos a sumar jugadores. Queremos hacer todo bien”, ratifica Seri. Que los chicos no vivan en una pensión no significa que San Martín no esté invirtiendo en su futuro. “Actualmente, además de los cinco mencionados, tenemos 15 jugadores a los que ayudamos con un viático y con la carga de viajes en la tarjeta del colectivo”, comenta el ex futbolista a LG Deportiva.
Respecto a los que sí están bajo el completo cuidado del club de La Ciudadela, Seri informa que se les brinda la comida, un viático y a su vez se los controla mediante la ayuda de colaboradores. El portero del edificio donde residen también es clave. Lleva sus horarios.
A modo de prevención, la institución decidió dar un paso adelante. El próximo jueves 5 de abril habrá dos charlas informativas en el complejo para padres y chicos que asistan al club, sin importar si juegan al fútbol o realizan otras actividades. Francisco Ruiz, del Equipo de Prevención del Abuso Sexual Infantil (Epasi) será quien tome la posta. “El abuso sexual infantil no mide religión, condición social ni deportiva”, asume Ruiz.
“Todo abuso se da en el contexto de un dominador y un dominado. El niño o a la niña siente que esa persona está en autoridad y todo lo que dice y hace debe ser así. Queremos llevar conciencia, explicarle al niño que si alguien utiliza su cuerpo o partes íntimas, está violando su integridad sexual y nadie tienen derecho a abusarle. Debe denunciarlo”.