Gonzalo vive la vida con total desapego

Gonzalo vive la vida con total desapego

ARTE Y VIAJE. Gonzalo realiza obras en un lugar y luego las vende.   ARTE Y VIAJE. Gonzalo realiza obras en un lugar y luego las vende.
24 Marzo 2018

Gonzalo Sáez-Gil tiene 32 anos, es diseñador y artista. Viaja desde hace unos seis años, aunque aclara que no siempre está en movimiento. Le gusta parar en un lugar por un tiempo.

“Por más que pare, no me arraigo. Me comprometo con el lugar, la gente y las actividades, pero estoy siempre listo para seguir. A veces hasta me alquilo departamentos y los amueblo; pero después con la misma rapidez los desarmo y vendo; o más que nada regalo todo y sigo. De la misma manera, cada vez que llego a un lugar siempre aparecen cosas para mí, alguien que me regala una guitarra , me dan un bici, una casa y así fluye la energía del desapego”, resalta el joven.

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Le gusta estar en urbes y también en contacto con la naturaleza. “Son los momentos en los que reflexiono y produzco una obra diferente. Después voy a las ciudades a mostrar y compartir, y seguir produciendo otro tipo de obras. Me gusta llevar cosas de acá para allá, como un mensajero. Por ejemplo, ahora estoy en San Francisco (EE.UU.) exponiendo una pintura que cuenta de un chaman que visitamos con mis hermanos en el Amazonas”, describe el artista; adelanta que en los próximos días se va a Europa, luego volverá unos días a Tucumán y que luego emprenderá un nuevo viaje.

“Siempre me sentí un nómada. Mi vida y el trabajo ya son una sola cosa. Antes pintaba y pensaba que era solo un hobby; y hoy pintar es mi principal ingreso. Ahora cualquier actividad que haga, por mas lúdica que sea, creo que se puede terminar transformando en un trabajo”, opina.

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Un beneficio de andar en movimiento, según Gonzalo, es que aprendió a tener pocas cosas. “Se practica el desapego, dejar ir y así también aprender a aceptar lo que la vida te presenta. Andar liviano permite moverse mas fácilmente y así terminan pasando cosas increíbles”, remarca.

“No le veo contras a esto de ser nómade. Algunas veces cuando estoy moviéndome mucho extraño la tranquilidad del hogar. Ahí es cuando decido parar un rato, buscarme un lugar, conseguir una bombilla y yerba, me saco las ganas del hogar por un tiempo y sigo el viaje”, resume.

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