Todos llamaron al lugar como La Yesera. Ese sitio está ubicado sobre la ruta 341 que conduce a Raco. Recibió ese nombre porque, por supuesto, allí funcionaba una cantera de yeso desconocida por la mayoría de los tucumanos. Pero desde el 10 de marzo de 2006 ese paraje tuvo trascendencia a nivel nacional porque allí encontraron el cuerpo de Paulina Lebbos. Ahora en el juicio por el crimen volvió a cobrar protagonismo, ya que varios operarios de Dirección Provincial de Vialidad confirmaron que hasta el 8 de marzo por la tarde de ese año el cadáver de la víctima no estaba en ese lugar.
Lucas Olea, empleado administrativo que en ese tiempo prestaba servicios en el campamento de Raco, dijo que realizaron tareas de desmalezamiento en esa zona los primeros días de marzo, aunque no supo precisar con exactitud la fecha exacta. Sí reconoció que el 9 de marzo, dos días antes de que se hallara el cuerpo, destinaron a todos los operarios a realizar trabajos en San Javier.
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Indicó que él no advirtió olores extraños ni observó movimiento de vehículos ni rastrillajes policiales que le hayan llamado la atención en esos días. Aseguró que tampoco los trabajadores le manifestaron algo similar. “No vi ningún desplazamiento anormal de vehículos”, aseguró. “Como lugareño creo que el cuerpo no pudo haber estado allí. Cuando hay animales muertos siempre hay mucho olor y se ven las aves de rapiña sobrevolando”, manifestó.
El libro de novedades que llevaban los operarios arrojó varias sorpresas. Por ejemplo, no quedó registrado el día que trabajaron en el kilómetro tres, el lugar donde fue encontrado el cuerpo de Paulina. En ese cuaderno quedó registrado hasta el jueves 9 de marzo y que al día siguiente no trabajaron porque habían fallecido empleados de vialidad en un accidente en El Manantial. Según esa información, volvieron a trabajar el lunes 13 de marzo, pero en San Javier.
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El testigo no recordó los motivos que justifiquen el desplazamiento del 9 de marzo hacia la zona de San Javier. “Eran órdenes verbales que las daba el capataz”, comentó.
Más detalles
Olea agregó que para esas tareas montaban un campamento provisorio donde cocinaban y que levantaban cuando terminaba la jornada. El trabajador señaló que las cuadrillas machetearon ambos lados del camino y que los trabajadores le manifestaron que cortaron el pasto medio metro más allá de la banquina.
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Los dichos de Olea fueron respaldados por los testimonios de otros compañeros de trabajo como Pablo, José y Roque López. Ellos aseguraron que en la zona no hubo ningún rastrillaje y que tampoco percibieron algún olor extraño que los llevara a sospechar de la presencia de un cuerpo. Todos coincidieron que no trabajaron allí el 10 por el accidente que sufrieron sus compañeros.
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Las versiones de los testigos tiraron por tierra los dichos que dieron los voceros de la fuerza cuando afirmaron que se habían realizado rastrillajes en esa zona. Además sus dichos tirarían por tierra el trabajo que realizaron los peritos en el lugar. En el expediente consta que el cuerpo de Paulina, según los especialistas, habría sido arrojado entre una y dos semanas antes de que se concretara el hallazgo. Mañana seguirán declarando otros trabajadores de Vialidad.