Fue extraño no verlo al frente del volante del Ford KA. Pablo Morán estuvo a la par, al frente, debajo, arriba, con la cabeza metida debajo del capó, pero nunca en el habitáculo del auto con el que compite en el Rally Argentino. “Es horrible”, respondió sin dudar. Morán había terminado una de las dos asistencias mecánicas en la primera fecha del Campeonato Provincial que se corrió en Famaillá.
“Uno, cuando va arriba del auto, sabe qué problemas tiene. Obviamente, a mí me gusta correr más que nada”, afirmó el piloto que esta vez le cedió la butaca a su hermano Mauricio. El plan de los hermanos es poner en óptimas condiciones dos unidades para la segunda fecha que se correrá en Tafí del Valle. Una versión Viral del Ford KA está en pleno armado; mientras que el auto de Pablo fue sometido a un riguroso control por parte del piloto que aprovechó cada segundo como mecánico. “El auto está bien y entero. Sólo hubo unos problemas de frenos, está un poco blando de amortiguación y de ahí, para la fecha de Tafí del Valle, habrá que ajustar la carburación porque la altura afecta el rendimiento”, explicó Morán.
Desde su inicio en el rally Morán siempre se destacó por hacer todo el trabajo: manejar y asistirse. Ambas tareas las hace, aunque es el manejo lo que lo lleva al clímax. “Hay muchas cosas que concretamente las sé yo y nadie más. En muchas carreras eso nos permitió terminar. Es una de las ventajas de armar el auto: si tiene algún problema en la competencia lo puedo solucionar yo”, remarcó.
Pablo fue equilibrado con su hermano. Mauricio colocó al Ford KA, junto a Pablo González el habitual navegante de la máquina, en el segundo puesto de la clase RC5 y en el octavo de la general. “No quise presionarlo en ningún momento porque lo hubiese llevado a hacer algo que todavía no le va a salir. Es difícil que haga lo mismo que hago yo, que llevo años arriba del auto”, reconoció Morán que no ve las horas de volver a manejar. “Uno sufre mucho si no maneja. Estuve muy nervioso; no me interesa el tiempo sino que se diviertan y no se golpeen”, afirmó el piloto que, por un fin de semana, dejó el volante para empuñar las herramientas.