“La gente nos va a ayudar. Nos va a alentar como siempre”, fueron las palabras que Favio Álvarez eligió para palpitar el partido que esta noche jugarán Atlético y Libertad de Paraguay. No es cualquier partido. Se trata del debut en la segunda Copa Libertadores de su historia y para eso, apela a una declaración que suena demagoga pero no lo es. El jugador no parece querer condescenderse con los hinchas, sino -al contrario- pedirles la fuerza necesaria para volver a ser el equipo que supieron a ser en condición de local.
La nostalgia puede referirse a los partidos de la Superliga, aunque es necesario aclarar: antes de perder ante Defensa y Justicia (el último partido en el Monumental) llevaba una racha de 10 partidos invicto allí. Pero a lo que verdaderamente pareciera apuntar Álvarez es a los partidos que el equipo disputó en torneos internacionales, el año pasado.
En total, Atlético jugó siete partidos en su estadio entre Copa Libertadores y Copa Sudamericana y no perdió ninguno: cinco victorias y dos empates. En ninguno de esos siete encuentros, más allá de que no haya perdido (algo que salta a la vista solo con los números), Atlético jugó con la intensidad que le viene faltando en la Superliga.
“La Copa Libertadores es lo más lindo que hay y debemos jugarla como tal”, indicó Augusto Batalla quien ya la jugó con la camiseta de River. Algo de eso hay en la imbatibilidad de Atlético a nivel internacional, pese a su corta experiencia.
El año pasado, quizás por no saber si se repetiría en el corto plazo para la mayoría de los jugadores, no hubo nadie que regule energías. Desde el nervioso debut absoluto ante El Nacional de Ecuador (2-2) hasta ese indiscutido 1-0 frente a Independiente en la Sudamericana, que finalmente no alcanzaría y se transformaría en el último partido de local a nivel internacional, hasta el de esta noche.
En el medio, los ejemplos de como Atlético se llevó por delante a sus rivales sean quienes sean, sobran (ver “partidos internacionales en casa”). El 3-0 en menos de media hora ante Junior de Barranquilla (terminó 3-1), el gran primer tiempo contra Palmeiras;, el triunfo ante el cuartofinalista Wilstermann; la eliminación a Peñarol, múltiple campeón y la goleada sobre Oriente Petrolero.
Empujando desde afuera para tumbar a esos rivales estaba el público que también disfrutó de las noches de copa, como si fueran las últimas.
Esas sensaciones, místicas desde el lugar que les toca ocupar en el torneo y sin que signifique que es “especialista” en copas, son las que quiere recuperar el “Decano”. Por algo contra los equipos más débiles le costó más y cuando hay una motivación de nombre o torneo, la situación cambia.
Bien lo sabe Álvarez que pide aliento para poder vivir otra histórica noche de Copa Libertadores en el Monumental. Allí donde Atlético se siente cómodo.