Tragedia en Nueva York: una turista argentina y otras cuatro personas murieron al caer de un helicóptero
Un helicóptero se precipitó el domingo al East River de Nueva York y en el accidente murieron los cinco pasajeros que iban a bordo, mientras que el piloto consiguió salvarse, informó hoy un portavoz de los Bomberos citado por el "New York Times". Entre las víctimas se encontraba una joven argentina.
Dos de los pasajeros fallecieron en el lugar de la tragedia y otras tres en el hospital. El piloto, Richard Vance, que había llegado a lanzar un pedido de socorro a la torre de control del aeropuerto LaGuardia, consiguió salir del helicóptero, subirse encima y gritar pidiendo ayuda.
La correntina Carla Vallejos tenía 28 años y estaba de vacaciones en la ciudad junto a una amiga. "Estamos trabajando respetando los deseos y la voluntad de la familia, que es lo que prima", indicó el cónsul argentino en Estados Unidos.
Una flota de botes de rescate se dirigió al lugar, ubicado a cientos de metros al norte de Roosevelt Island. Los cinco pasajeros, que habían alquilado el vuelo para hacer fotos aéreas de Nueva York, fueron sacados del agua helada por buzos.
Los rescatistas tuvieron que sumergirse hasta 15 metros de profundidad, donde las víctimas habían quedado atrapadas por los cinturones de seguridad en sus asientos, contó el jefe de bomberos Daniel Nigro, informó la agencia Dpa.
Los buzos no pudieron sacar a los pasajeros, probablemente inconscientes, hasta que no cortaron los cinturones. "Tardaron un rato en sacar a estas personas", contó Nigro.
"íZero Lima Hotel, Mayday, Mayday!", gritó el piloto, de 33 años. En medio del ruido se llega a oír que añade que el motor ha dejado de funcionar y después se corta la comunicación. "Lima Hotel" se refiere al número de matrícula del helicóptero: N350LH.
En el video de un testigo se ve cómo la nave va perdiendo altura sobre el río hasta caer sobre el agua e inclinarse sobre un lado con el motor aún encendido. Según las autoridades de la Administración Federal de Aviación (FAA), el Eurocopter "AS350" acabó cabeza abajo tras el accidente, que se produjo a las 19:00 horas.
Los testigos indicaron que el helicóptero volaba más rápido y más bajo de lo que están acostumbrados a ver con este tipo de aeronaves en el East River entre Manhattan y Queens.
"Estábamos cenando cuando vimos un helicóptero rojo volando directo hacia el agua a toda velocidad", relató Arineh Nazarian a la emisora ABC7. "Era surrealista (...), y después se estrelló y se hundió".
El accidente despierta oscuros recuerdos porque la empresa Liberty Helicopters -que organizó el vuelo siniestrado-, es la misma que resultó afectada en agosto de 2009, cuando se produjo un hecho similar en Nueva York. En ese momento un helicóptero voló demasiado alto y chocó con una avioneta sobre el río Hudson. Murieron nueve personas, entre ellos cinco turistas italianos.
En Nueva York es habitual ver volar helicópteros, si bien los vuelos turísticos solo están autorizados sobre el río Hudson, entre Manhattan y Nueva Jersey.
Sin embargo, hay vuelos chárter también al aeropuerto John F. Kennedy o en direccción a Long Island, que vuelan sobre la parte este de Manhattan, sobre el East River. Además también hay presencia de helicópteros de la Policía, los Bomberos y las emisoras de noticias.
En verano, además, algunos hidroaviones despegan y aterrizan en el East River. El accidente de la noche del domingo parecía en un principio una amerización, informó la agencia Dpa.
"No se movía rápido. Teníamos curiosidad por si aterrizaría", contó a "The New York Times" Xinran Jiang, que vive con su marido en la isla cercana Roosevelt Island. "Un minuto después, se hundió en el río", agregó.
Este es el octavo accidente de helicóptero que se produce en un río neoyorquino desde 1995, indicó el "New York Daily News". A excepción de la grave colisión de 2009, en todos los casos las víctimas salieron ilesas o simplemente heridas.
Ahora la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) tiene que investigar qué produjo el accidente. El jefe de Policía de Nueva York, James O'Neill, habló de "una gran tragedia en una noche de domingo, por lo demás, tranquila".