La derrota en Córdoba ante Talleres por la Superliga dejó algo más que un sabor amargo por lo producido en el estadio “Mario Alberto Kempes”. De hecho, la caída de Atlético le costó una casi segura baja para el debut de mañana en la Copa Libertadores, a las 19.15, en el Monumental ante Libertad de Paraguay: Rodrigo Aliendro sufre una fuerte dolencia muscular.
No es baja aún el volante central porque se decidirá a última hora de hoy si vale la pena arriesgarlo, teniendo en cuenta que el domingo vendrá Boca, el puntero del torneo local, a intentar llevarse los tres puntos. Atlético juega mañana por la Copa pero, quiérase o no, también lo hace a medias con Boca. Y no porque el “Xeneize” sea uno de los grandes del fútbol doméstico sino porque el equipo sabe que no puede seguir dilapidando oportunidades de sumar para así olvidarse del promedio del descenso. Hace cuatro fechas le faltaban nueve puntos. Pasadas esos 12 puntos, hoy le restan conseguir ocho. Se ha hecho largo y sinuoso el tirón.
Aliendro es una pieza clave en el “Decano” y por eso desde el cuerpo técnico prefieren cuidarlo y no empujarlo quizás a que sufra una lesión más severa que lo aleje por un período mayor de tiempo de las canchas. Ricardo Zielinski recambió su diagrama de nombres: Guillermo Acosta, que venía desempeñándose de lateral derecho, cubrirá la vacante de Aliendro. Cristian Villagra regresará a la titularidad después de haber sido dado de alta tras ser donante de médula de su hermano Gonzalo. “Kity” no se encargará de proteger el carril izquierdo, no; en esa posición continuará Gabriel Risso Patrón. Su lugar será como lateral diestro.
Ante la baja de Luis Rodríguez, Leandro Díaz terminó de ganarle la pulseada a Mauricio Affonso e Ismael Blanco por el lugar del goleador de Simoca. Formará dupla junto a Javier Toledo. Díaz, además de potencia y gol, tiene despliegue y velocidad, recursos que pueden convertirlo en cualquier momento del partido contra los paraguayos en un quinto volante. Es decir, “Leo” le aporta variante al grupo y a Zielinski, que vuelve a confiar en él. Todo sea por ganar.