Por un momento del viernes, el partido contra Talleres quedó relegado a un segundo plano para Atlético. Quizás así lo estuvo desde que Ricardo Zielinski anunció que utilizaría suplentes, guardándose a sus titulares para el partido del martes ante Libertad, en el debut de la Copa Libertadores, pero esa misma decisión dejó a Leandro Díaz no sólo en el equipo titular en las primeras prácticas, sino también en el centro de la escena mediática.
Finalmente, el delantero inició ayer su segundo ciclo en Atlético -tuvo un par de chances claras de llegar al gol pero no pudo convertir- luego de superar decenas de obstáculos que parecían dejarlo fuera de competencia local e internacional, por la Copa Libertadores.
La historia comenzó mucho antes de que Hernán Mastrángelo hiciera sonar el silbato en el estadio Mario Kempes. Algunos dirán que el primer capítulo se escribió el 22 de enero de este año, cuando Díaz firmó su contrato con Atlético, asegurando “no haber cambiado en nada”. El delantero, durante su primer ciclo, salvó al equipo con sus goles en muchas ocasiones, pero también supo perjudicarlo con sus reacciones. Tal como sucedió en diciembre de 2014, en el desempate contra Huracán en Mendoza. El jugador se fue expulsado y recibió 10 fechas de suspensión. En la temporada 2015, la del ascenso, también se dilató su primer partido.
Recién un mes y medio después de esa firma en el Hotel Hilton junto a Mario Leito y otros dirigentes, pudo tocar su primera pelota oficialmente. ¿Por qué? Porque su historia justamente no comenzó el 22 de enero de 2018, sino en julio de 2017. En esa época, firmó un precontrato con San Martín, que finalmente terminó rompiendo bajo denuncia -en sede policial- de amenazas.
La foto de la discordia
Tras cambiar su foto de perfil en Facebook a una con la camiseta de Atlético, se marchó a México para jugar en Veracruz. Seis meses después, tentado por el “Decano”, decidió volver. Pero nada sería tan fácil.
En septiembre, San Martín le inició acciones legales por el incumplimiento de aquel contrato, buscando un resarcimiento. El juez de primera instancia, Guillermo Kutter, aplicó una medida cautelar sobre Díaz que le impedía jugar en otro club hasta tanto no resolviera la situación con la institución de La Ciudadela. “Atlético anduvo siempre por detrás, incidiendo para que el jugador no cumpliera el contrato con San Martín. Por eso ahora, si lo quieren, que paguen”, se plantó Roberto Sagra en los días más álgidos del enfrentamiento.
Es por eso que el atacante que tanto necesitaba Atlético, más aún en un partido como el de ayer y con el presente de los delanteros (Luis Rodríguez lesionado, Mauricio Affonso e Ismael Blanco con tres goles entre ambos en poco más de un semestre), no podía debutar. Hasta ayer. En este tiempo, Díaz siguió entrenándose como cualquier integrante del plantel.
El jueves parecía estar todo solucionado: el propio juez había revocado la cautelar y la habilitación era un hecho. Sin embargo, ayer por la mañana, San Martín emitió un comunicado en el que advirtió que apelaría tal decisión. Ese recurso obligaba a mantener la inhabilitación. Todo parecía volver a fojas cero, pero en Atlético se mostraban optimistas. “No van a apelar”, aseguraban en 25 de Mayo y Chile...
Trato hecho
“La cautelar está levantada. San Martín ha sido resarcido económicamente y Díaz podrá jugar en Atlético”, explicó Daniel Galina, vicepresidente de San Martín.
El jugador, que además quedó habilitado y dentro de la lista de 30 jugadores que disputarán la fase de grupos de la Libertadores, finalmente se calzó la camiseta de Atlético anoche, con el dorsal 27. Un número que ya había usado en Lanús, donde la 9 le correspondía a Gonzalo Castillejos. Ahora, en Atlético, el 9 lo lleva Affonso.
Dos más siete suman nueve en matemáticas, una ciencia a la que claramente no se podría ajustar el fútbol; menos las historias en los mercados de pases y muchísimo menos si se trata de archirrivales como Atlético y San Martín. La tregua entre ambos permitió el debut de Leandro Díaz. Costó muchisimo, pero llegó.