Llega la hora de conocer la lista de buena fe, pero la mayoría de quienes comparten el vestuario ya saben quiénes van a estar. Los 11 titulares, salvo una lesión, tienen un lugar asegurado. El saldo de siete se reduce a seis, porque el arquero suplente no se mueve, y de esa media docena de nombres casi sale de memoria.
Afuera de los 18 ha queda prácticamente la mitad. Son los que el fin de semana verán a Atlético por TV o desde una tribuna. A veces, el “no estar, el no servir” se convierte en un infierno. Emanuel Molina es uno de los que hoy vive su carrera al revés de lo que comenzó. Tiene 30 años, fue clave en el ascenso a Primera del “Decano” y fue figura, pero una lesión en los ligamentos lo marginó un año y después vino una suspensión que le sacó otro año más, casi.
Molina, el “Mago” sin conejo blanco, acepta estar viviendo lo que en el inicio de su carrera no. “Es raro, porque a mí me tocó hacer todo el proceso muy rápido. Me tocó jugar en Cuarta, debutar en Primera sin pasar por la Reserva e irme afuera”, le comenta a LG Deportiva. No hay drama ni resignación en sus palabras. El cordobés sabe el lugar que tiene en el plantel. Perdió terreno, dejó de ser importante (tanto tiempo afuera le pasó factura) y ahora no le queda otra que recurrir a lo que sea para poder volver a empezar a subir posiciones en la percepción de Ricardo Zielinski.
La Reserva es el nicho de Molina y de tantos otros jugadores del plantel superior. “Jugar en Reserva es nuevo para mí, pero me sirve porque arriba no tengo ni lugar ni minutos. Así que tengo que aprovechar de jugar acá”, reconoce el volante ofensivo, vital en el buen comienzo del equipo dirigido por Alejandro Córdoba. Dos jugados, dos ganados, con Molina aportando un gol en cada encuentro, frente a Banfield y San Martín de San Juan.
Desaparecer del mapa. Así se sienten algunos futbolistas del “Decano”. “El día a día cuesta, el no sentirme importante, el quedar afuera de los partidos, de las concentraciones, en un entrenamiento de fútbol en las prácticas, todo. Pero asumo lo que me toca y trato de aprovechar cada minuto en Reserva. Es la única manera de abrirme lugar hacia arriba”, explica Molina. No es el único. Contra los sanjuaninos en Ojo de Agua, Alejandro Sánchez, Nahuel Zárate, Matías Ballini, Gonzalo Freitas, Molina y Hernán Hechalar (marcó un gol), estuvieron alineados entre los titulares.
Ahora que se viene el viaje a casa de Argentinos, la mayoría de los mencionados no irá. Pero sí Molina. “Aunque no sea igual, jugar en Reserva es lo más parecido al fútbol de Primera, pero con otro ritmo. Ganar confianza en mí y de que el entrenador confíe en que yo puede serle útil, es mi objetivo”.
¿En qué se diferencia “la máxima” de los preliminares? “Los partidos de Reserva son muy verticales, se juega fuerte y no se para un segundo. Es todo a 1.000. Eso me sirve a mí y a los chicos que no tenemos todavía chances arriba”, dice Molina, que toma cada minuto como una inversión.
Lo bueno para los rezagados es que Atlético tiene competencia por delante, triple, entre torneo local, Copa Libertadores y Copa Argentina. “Le voy a dar pelea hasta donde pueda. Voy a hacer todo lo posible para estar. Sé que por ahora tengo que esperar. Otra no hay”.