De vez en cuando cobra algún protagonismo y se la acusa de impedir un mayor flujo turístico o ser causante de accidentes, como sucedió en la noche del sábado pasado. Una pareja de jóvenes que descendía del cerro San Javier en motocicleta, chocó contra el muro de contención y cayó los ocho metros de altura que hay entre una curva y la otra de El Rulo, de la ruta provincial 338. “Hoy el turismo masivo o enlatado se mueve en colectivos de dos pisos que no pasan por el Rulo. Esto ha limitado muchísimo el tráfico importante de gente. El Rulo nos está impactando en el circuito principal de Tucumán. Para que tengan desarrollo esas dos villas, lo primero que tienen que hacer es cambiar el camino”, había dicho en mayo de 2014 el entonces titular del Ente de Turismo. Pero detrás de ambos episodios, como telón de fondo sobresale el estado deficiente del pavimento de la ruta 338, en varios tramos.
La señalización deficiente, así como la maleza en las banquinas, son otras características, así como el escaso control del tránsito. En nuestra edición del martes, un lector contó en nuestra sección Cartas que todos los fines de semana la ruta al cerro San Javier es un caos por los cientos de motos subiendo y bajando, corriendo carreras entre ellas, o haciendo zig zag entre los autos y también sin cascos. Señaló que en la zona de El Paraíso hay un destacamento policial, pero que jamás hacen control del tránsito.
Un funcionario de Vialidad Provincial se quejó por el vandalismo y dijo que constantemente reponen los carteles, pero rápidamente los pintan, los roban o los dañan. Sobre la capa asfáltica, afirmó que no da más. “Arreglamos algunos tramos, hicimos un bacheo profundo, pero tuvimos que priorizar los recursos en otras rutas con muchísima más circulación que esa. No hay presupuesto para todo”, agregó. El delegado comunal de San Javier contó que frecuentemente recibe reclamos de la empresa de ómnibus que cubre el trayecto por el mal estado del camino, que es en un peligro para quienes circulan por allí. Según un ingeniero de la Dirección de Construcciones de la UNT, es muy difícil mejorar el diseño de la traza por el enorme presupuesto que implicaría, pero se puede modernizar la señalización a través de una metodología de advertencia sonora y de vibración mediante ranuras en el pavimento, para advertir la cercanía de una curva muy peligrosa.
En 1937, durante la gobernación de Miguel Campero, se abrió la licitación para hacer el camino. Este había sido iniciado simultáneamente desde abajo y desde arriba del cerro, hecho que produjo una diferencia de dos metros en el empalme de los dos tramos, razón por la cual se injertó El Rulo. La ruta se habilitó en 1940.
Las tragedias viales suelen suceder, generalmente, por imprudencia de los conductores y en menor medida por otros factores. Lo cierto es que la 338 se halla deteriorada desde hace años. Si hay problemas con algunas curvas se podrían proponer soluciones arquitectónicas, como se hizo en tramos problemáticos de la ruta 307 que conduce a Tafí del Valle, que fueron ensanchados. Pero también pone en evidencia el escaso interés de los gobiernos por promover verdaderamente el turismo en San Javier. Una ruta en óptimas condiciones, donde haya controles permanentes, es fundamental no solo para preservar la seguridad, sino para comenzar a desarrollar turísticamente San Javier, una joya desaprovechada.