La estilista Jorgelina Zalazar, de 39 años, denunció ayer en LA GACETA que durante la noche del domingo fue víctima de una brutal golpiza por parte del conductor de un taxi que, según su relato, la atacó en pleno viaje y sin mediar palabras.
Cuando dio su versión sobre lo ocurrido, Zalazar hizo hincapié en que “no había motivos para semejante ataque”, debido a que ni siquiera conocía al taxista que la agredió. Por eso no descartó que se trate de un ataque vinculado a la “transfobia”, según expresó. “No nos olvidemos de todos los casos de crímenes trans que hubo en la provincia”, agregó.
“Si bien en la actualidad hay una disputa en la calle (por un supuesto manejo de la oferta sexual), mi caso no tiene relación alguna con ese conflicto”, aseguró.
“Le pagué y me bajé”
Zalazar recreó que cerca de las 17 fue con una amiga a un baile de carnaval en el estadio Central Córdoba, ubicado en avenida Alem y Bolívar. Manifiesta que allí estuvo hasta las 23, aproximadamente. Cuando salió, aseguró que se subió en el asiento trasero de un taxi, indicó al chofer la dirección de su domicilio y “no volvió a cruzar palabra con él” hasta el momento en que, pasando la rotonda del parque 9 de Julio, el chofer detuvo imprevistamente la marcha y le dijo que descendiera del vehículo porque hasta allí llegaba el viaje.
“Yo pensé que le había pasado algo al auto, por eso le pagué y baje”, explicó.
El ataque
La mujer contó que, al bajarse del auto, se dio la vuelta para ver si encontraba otro vehículo, pero de repente sintió un golpe por la espalda y cayó de rodillas al pavimento. Se golpeó la boca contra la platabanda como consecuencia de haber perdido el equilibrio.
“Cuando quise levantarme, el taxista me siguió golpeando y me rompió varios dientes”, describió, hablando con dificultad como consecuencia de los golpes que recibió en la boca.
Tras el ataque, Jorgelina describió a su agresor como un hombre de entre 35 y 40 años, de tez blanca, pero no pudo aportar más datos.
Zalazar, quien además forma parte de la comunidad de muejeres trans, dejó asentado en una denuncia policial que al momento del ataque y en medio de la confusión, escuchó que alguien gritó que le dejaran de pegar. Sin embargo, en ese momento perdió el conocimiento y se despertó en el hospital Padilla, donde había sido trasladada en una ambulancia.
La estilista asegura que en ese centro asistencial no fue atendida, por lo que decidió trasladarse por sus propios medios al Centro de Salud alrededor de las 7. Allí le efectuaron siete puntos de sutura en el labio superior y le realizaron estudios para determinar la gravedad de los golpes que recibió en la cabeza y las eventuales consecuencias que puedan tener.