Los empresarios del transporte público de pasajeros volvieron a reclamar un boleto urbano de $ 16 y, desde el Concejo Deliberante, volvieron a aclararles que no hay posibilidades de concederles un aumento de esa magnitud.
Ayer, LA GACETA publicó una entrevista con el presidente de la Asociación de Empresarios del Transporte Automotor de Tucumán (Aetat), Daniel Orell. El titular de la cámara insistió en que la actividad trabaja a pérdida desde hace un par de años y que con la actual tarifa del servicio ($ 9.35) hay un desfasaje cercano al 70%, que se acumula desde 2013.
Los concejales Ricardo Bussi (Fuerza Republicana) y Agustín Romano Norri (Unión Cívica Radical-Cambiemos) coincidieron en rechazar el aumento solicitado. No obstante, ofrecieron argumentos diferentes. Bussi le dio la razón a Orell en su afirmación acerca de que la ciudad no es apta para prestar un buen servicio de transporte. “¿Vos creés que en Tucumán se puede mantener un diagrama de frecuencia? ¡Imposible con las calles que tenemos! Un coche sale y a los 15 minutos el otro y a la vuelta están los dos pegados con un tapón en la calle”, había advertido el empresario a este diario.
Bussi lo ratificó. “La ciudad es un desastre: el tránsito es imposible. Eso perjudica verdaderamente el servicio”, afirmó el ex senador nacional. No obstante, dijo que la salida no puede ser la que pretende el titular de Aetat. “El boleto a $16 es una locura”, refutó.
En lugar de aumentar la tarifa del boleto capitalino, el concejal de Fuerza Republicana propuso que los $300 millones que el intendente Germán Alfaro utilizó para gastos discrecionales (“como la entrega de subsidios durante la última campaña electoral”, ejemplificó), los destine para subsidiar directamente al transporte público. Subrayó que el municipio debe imitar las acciones de otras jurisdicciones como Capital Federal, en donde la ciudad subvenciona los transportes públicos y sus tarifas no son tan caras como en San Miguel de Tucumán.
Desde otra vereda
El radical Romano Norri, presidente del interbloque Cambiemos en el Concejo, mostró otra perspectiva. “El servicio tiene que adaptarse a la ciudad. No podemos adaptar la ciudad al servicio”, retrucó el aliado al intendente.
Agregó que, para brindar una mejor prestación, el municipio debe trabajar conjuntamente con los empresarios y con los diferentes actores de la ciudad. El edil destacó que es fundamental tener un transporte público de calidad para que el ciudadano evite el traslado en vehículos particulares y que opte por el servicio público. “El problema cultural que tenemos los tucumanos es que no queremos andar en colectivo y preferimos andar en auto o moto; cuando en Buenos Aires, tanto el gerente como el empleado de una empresa, van en servicio público”, reprochó.
Romano Norri expresó que se deben generar las condiciones para renovar el transporte público, una tarea esencial para mejorar la transitabilidad de una ciudad chica como San Miguel de Tucumán. “No me parece que sea solamente un tema de tarifa”, replicó. Y refutó las quejas de Orell por las pérdidas que, dijo, arrojaría el sector. “No hay otra solución. Si no es rentable a la empresa, que se dedique a otro rubro. Es un servicio público, tenemos que pensar en el vecino”, planteó.
Ambos concordaron en la necesidad de un plan de reordenamiento del tránsito. “Fuimos con el intendente, hace más de un año, a llevar al ministro (Guillermo) Dietrich una replanificación de la ciudad para intentar adaptarla a la comodidad del peatón y del transporte público”, recordó.