A Álvaro Giménez sólo le duelen las heridas de bala. Dice que pretende recuperarse en su casa de Banda del Río Salí, con la compañía de su esposa e hijo de seis años, para después volver a recorrer las calles con su moto del Servicio 911, de la Policía de la Provincia.
Está acostado en la cama de la guardia del hospital Centro de Salud, pasa una y otra vez su mano sobre las gasas puestas a la izquierda del estómago. Allí están las dos marcas de la bala que atravesó su cuerpo, sin afectarle ningún órgano sensible.
A punto de recibir el alta médica, el uniformado habló con LA GACETA y recordó el ataque que sufrió el jueves pasado. “Estoy tranquilo, no estoy nervioso. Pero sí agradecido a Dios porque me sacó bien de esto”, dice el motorista de la fuerza de seguridad con voz tenue aún, tras 48 horas de observación médica.
El policía recibió dos disparos de arma de fuego al ser atacado por dos motochorros. Las balas ingresaron en su cuerpo. “Una entró en la zona de la cintura y salió por la parte del frente”, cuenta la víctima. Los médicos, según relata, le dijeron que el proyectil de plomo recorrió “la grasa de la cintura” y salió. ”Igual en el hombro, que rebotó el plomo en el hueso y salió del cuerpo”, añadió.
“Fue una secuencia de cinco o seis segundos, pero no más. Nunca había pasado por una situación así... que me hagan disparos a quema ropa. Los vi, al parecer querían robar, y los veo con arma en las manos. En ese momento los encaro y, cuando quiero cruzarlos con la moto, me hacen un disparo. En realidad, el que va atrás (del rodado) me dispara. Me pega en el hombro y me voltea; así caigo de la moto. Estando en el suelo me hacen disparos. Atiné a arrodillarme. Ya me sentía herido”, describió el agente sobre lo sucedido en calle Charcas al 1.200, en la capital. Segundos después, el policía logró comunicarse y solicitar una ambulancia. En estos instantes también salió un médico y el uniformado de guardia del CAPS San Miguel para atenderlo. “Me llevaron a la guardia del CAPS. Le decía al médico que me ayude. Se portó bien el doctor conmigo. Llegó la ambulancia y me trajeron aquí (por el Centro de Salud)”, prosiguió.
Giménez ingresó a la Policía hace nueve años y seis meses. Había sido entonces su tercer intento, tras las frustraciones en las pruebas de 2005 y de 2006. En el Servicio 911 está desde el primer día que habilitaron ese sistema de vigilancia.
“Me duelen las heridas. Ya pude caminar e ir al baño. Podía moverme desde que sucedió el ataque, nunca perdí la conciencia. Hoy no pienso en el hecho, pienso en volver a casa y recupérame”, dijo el policía. Y finalizó: “sé que hay mucha violencia en la calle, pero para eso estamos, y hay que seguir adelante”.