"El muralismo es una forma de compartir arte con la gente en la calle"
El muralismo es una forma de expresión cultural que se remonta a los orígenes de la humanidad, como lo evidencian las imágenes pictóricas halladas en cuevas de todo el mundo. En Tucumán, el estilo de dibujar y pintar en paredes tiene un alto nivel de proyección, con artistas plásticos que crecen en renombre a la par de sus obras.
Entre los principales referentes del muralismo en Tucumán, Ana Singh tiene una trayectoria que se afianza y crece a medida que más y más paredes se engalan con sus dibujos y pinturas.
Con 29 años, Ana cursa la Licenciatura en Artes Plásticas de la Facultad de Artes de la UNT, en Aguilares, donde ella vive. Su vocación por la pintura comenzó en su niñez. "Dibujaba y pintaba (muy mal). Pero ya era mi modo de expresarme; al menos así lo sentía", rememora la joven en diálogo con LA GACETA.
Tras cursar los primeros años de la licenciatura en San Miguel de Tucumán, Ana decidió continuar sus estudios en la sede que la carrera tiene en Aguilares, en el sur de la provincia. "Allí empecé a interiorizarme en el magnífico mundo del arte, a aprender de grandes maestros nuevas formas y técnicas", recuerda. "Luego me fui desprendiendo de los formatos convencionales (madera, tela, oleos) y empecé a pintar murales, paredes de diferentes dimensiones, espacios abandonados, lugares rodeados de naturaleza y en barrios de bajos recursos", remarca.
Las influencias de Ana son diversas, pero más que nada ella atribuye su pasión por la pintura a su madre, también artista plástica, y a su familia en general, al punto de que no duda en afirmar: "siempre viví inmersa en el mundo del arte".
Sin convencionalismos
La joven tucumana decidió que se abocaría al muralismo cuando sintió que a través de ese formato podría comunicar lo que tenía para decir, o plasmar. La subyugó -revela- "eso del instante, el momento, y que ese mensaje pueda llegar a cualquier persona, dejando de lado las salas de exposiciones convencionales, y que el público sea el transeúnte, el que sabe y no sabe de arte. Todo este proceso de pintar en la calle me llevó a conocer muchísima gente, diferentes culturas, provincias y países".
La trayectoria artística internacional de Ana Singh comenzó a partir de que fue seleccionada para participar de Fiteca, un festival de arte urbano que se realizan en Lima, Perú, junto con la tucumana Jessica Ramírez. Ambas artistas realizaron un mural colectivo, en un barrio de bajos recursos llamado “El Carmen”, en el que pintaron con los chicos del lugar, en una biblioteca comunitaria.
"El mural es una gran herramienta transformadora para la sociedad en la que vivimos. Una herramienta con la cuál podemos hacer una sociedad mucho mas inclusiva, dar a conocer nuestra cultura, denunciar lo que tanto molesta o simplemente alegrar el día a las personas que pasan y admiran el laburo que estás realizando", define Ana.
El viaje por Perú duró cerca de tres meses, y le permitió a Ana conocer gente extraordinaria, culturas increíbles y dictar talleres de murales por escuelas rurales del país, además de pintar de manera independiente en diferentes lugares. "Volví con la idea de plantear ese tipo de talleres en Aguilares, cosa que todavía no se dio", admite.
Vivir del arte
En el camino del muralismo, la joven fue invitada a pintar en distintos encuentros en Tucumán y en otras provincias. Pero, sobre todo, descubrió que podía trabajar de su arte. "Todo el mundo sabe lo difícil que es vivir del arte. Pero ahí vamos. El muralismo es lo que amo y por más que el camino sea difícil, nunca renunciaría a esto, a lo que nos llena de vida; es un medio de expresión que es imposible abandonar; es un estilo de vida", destaca.
"Lo más importante que se aprende día a día es el pintar en la calle y con amigos. Siempre aprendes algo nuevo, además de que compartir con la gente en la calle es impagable, al igual que compartir los muros con amigos", reflexiona.
"Creo que los artistas siempre tenemos algo para decir, y poder expresarlo a través de los muros, toda la vida, es el motor para seguir apostando a esto; entonces, poder pintar toda mi vida sería lo más gratificante", finaliza Ana.