El ingeniero Miguel Morandini es un investigador de la Sección Suelos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) de Tucumán, a quien consultó LA GACETA Rural.
- ¿Qué situación tenemos en Tucumán respecto del manejo del suelo en su faz agrícola? ¿Se siembra con un criterio profesional, o se hace en forma desordenada?
- El manejo de suelo que en la provincia de Tucumán realiza el productor agrícola está relacionado con el tipo de cultivo implantado, la región donde se ubica el campo y su extensión. Así, campos cañeros en áreas húmedas y subhúmedas suelen plantarse en curvas con baja pendiente, buscando evitar la erosión y la acumulación excesiva de agua en los surcos. En regiones más secas, el uso de curvas de baja pendiente es menor, especialmente en campos chicos. En los citrus, plantados mayormente en la región pedemontana de la provincia, tanto las pendientes como el régimen de lluvias obligan a realizar un manejo de suelo orientado a evitar la erosión hídrica, por lo cual la plantación en curvas de baja pendiente y el mantenimiento permanente de las trochas con cubiertas de pastos (grama generalmente). Dichas prácticas suelen ser insuficientes en campos con pendientes excesivas, especialmente si se pretende disminuir el agua escurrida.
En los campos destinados a la producción de granos, la adopción de prácticas conservacionistas es dispar, ya que si bien un altísimo porcentaje adoptó la siembra directa como sistema de cultivo, los bajos niveles de cobertura logrados no impiden el escurrimiento de altos volúmenes de agua y la consiguiente erosión. Lotes de largas y/o pronunciadas pendientes son más susceptibles a la pérdida de suelo. La rotación de soja con maíz y/o sorgo, sumada a la incorporación de cultivos invernales (trigo, garbanzo, cultivos de cobertura, etc) favorecen tanto la conservación del “recurso suelo” como de la humedad disponible para las plantas.
Los cultivos hortícolas se desarrollan generalmente en lotes relativamente pequeños, donde el objetivo de maximizar el uso de la tierra atenta contra la conservación de recursos, laboreos excesivos y cultivos a favor de la pendiente suelen caracterizar este tipo de producción.
Los arándanos suelen plantarse sobre bordos en curvas de nivel minimizando las velocidades y los volúmenes de escurrimiento.
- ¿Cuáles son los principales problemas que tenemos: erosión; campos y/o laderas y cerros “lavados” por las escorrentías?
- Los principales problemas de conservación de suelos se relacionan con los excesos de agua de escurrimiento. Estos generan pérdida del “recurso-suelo” en los lotes agrícolas (causando menor fertilidad química y física), pudiendo generar cárcavas de variada magnitud dentro y fuera de los lotes, inundaciones de áreas bajas, acumulación de sedimentos, pérdida de cobertura, etc.
En áreas de granos, la erosión eólica (pérdida de suelo causada por el viento), adquiere gran relevancia en lotes donde la quema accidental de los rastrojos durante los meses de septiembre a noviembre deja al suelo sin protección, favoreciendo que los vientos de fines de primavera arrastren gran parte de la fracción superficial del mismo, la más rica en materia orgánica y fósforo
- ¿Cómo se maneja el suelo en la llanura y en la montaña?
- En las áreas agrícolas del pedemonte, donde las pendientes del terreno son generalmente pronunciadas y cortas, los manejos de suelo tienden a disminuir la velocidad y el volumen del agua que escurre luego de las lluvias, cultivos en curvas con baja pendiente o en terrazas se tornan imprescindibles. Lamentablemente, estas prácticas no siempre se aplican, ya sea por desconocimiento, por priorizar el uso de toda la superficie del lote sobre la conservación del mismo, o por no respetar los límites de pendientes establecidos para los diferentes cultivos, etc.
En las zonas llanas, los problemas de conservación del suelo se relacionan mayormente con la erosión hídrica, favorecida por la baja frecuencia de gramíneas en la rotación y por la subestimación de los volúmenes de escurrimiento en lotes, que si bien tienen pendiente claramente menores que en el pedemonte, las mismas son extensas y generan, ante lluvias intensas, excesos de agua que erosionan los campos.