Los expertos consultados por LA GACETA coincidieron en que Villa 9 de Julio es una de las barriadas más castigadas por el consumo de drogas, sobre todo el paco, entre los jóvenes que allí residen. “En Villa 9 de Julio tenés por un lado el problema del consumo; pero por otro, tenés a las bandas narcos, y eso hace que todo sea más violento. Es uno de los lugares más difíciles”, asegura el psicólogo Emilio Mustafá, especialista en adicciones.
El experto coincide en que no es sencillo para un chico con problemas de adicciones recuperarse en ese contexto. “Lo que pasa es que cuando vuelven al barrio siguen consumiendo porque lo tienen al ‘transa’ a la vuelta de la casa. Necesitan una red de contención y eso es lo que está faltando en este momento, más equipos asistenciales y terapéuticos que lo acompañen”, opinó.
Mustafá explicó que actualmente se da un fenómeno que define como “puerta giratoria” porque los chicos ingresan al sistema de salud en medio de una crisis, pero a los dos días reciben el alta. “Actualmente, lo que puede hacer un familiar con un chico en crisis es llevarlo al Obarrio. Ahí hay un sistema de ‘cama caliente’, es decir que están internados no más de 48 horas. Lo primero que necesita un chico con problemas de consumo es estabilización. Pero después sigue la contención. Lo que faltan son tareas integrales”, agregó.
También Walter Sigler, de la Dirección Provincial de Salud Mental y Adicciones, coincidió en que esa populosa barriada es una de las más conflictivas en términos de consumo de estupefacientes.
“Villa 9 de Julio es uno de los barrios más vulnerables. Nosotros trabajamos de manera articulada, sobre todo con las mamás de los pacientes, colaborando con la contención”, indicó Sigler, que también opinó que es fundamental el acompañamiento a los jóvenes que intentan recuperarse. “Hay que darles contención una vez que vuelven al barrio”, analizó.
Internación compulsiva
Mustafá señaló que en casos extremos, algunos familiares de adictos optan por judicializar los casos, solicitando una internación compulsiva. “Lo primero que pierde un chico adicto es su voluntad. No es lo ideal internarlo por la fuerza, pero eso se hace cuando hay una situación de desesperación porque está en peligro su propia vida y la de terceros”, precisó.