Traicionaron a la patria
09 Diciembre 2017

Fabián Neiman - Presidente de la filial Tucumán de la DAIA

Un mes después del atentado a la AMIA (1994), el gobierno de Menem expulsa al embajador Iraní de Buenos Aires. Tres años después, en 1997, expulsa a su agregado cultural, Mohsen Rabbani, quien fue la conexión local para ejecutar el ataque terrorista.

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En el gobierno de Néstor Kirchner, en 2004, se crea la UFI-AMIA, y se encomienda al fiscal Alberto Nisman esclarecer el atentado. En un trabajo impresionante, emite su dictamen de 802 páginas el 25 de octubre de 2006. Confirma que el atentado fue planificado y financiado por el Gobierno de la República Islámica de Irán, y ejecutado por la organización terrorista Hezbollah. El nombre del homicida/suicida es Ibrahim Hussein Berro, terrorista libanés. La conexión local: Rabbani y la Embajada de Irán.

El gobierno de Kirchner reclamó durante algunos años en la ONU que Irán enviara a sus funcionarios a comparecer ante la Justicia argentina. Luego de su muerte, ocurrida en 2010, el gobierno de Cristina Fernández gira 180°. Lo anuncia Pepe Eliaschev en su memorable artículo de marzo de 2011. Lo niegan todos, pero se retrasan los planes del Gobierno.

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Recién el 27 de enero de 2013 se difundió el pacto de impunidad: el “Memorándum de Entendimiento”.

Se equivocó la entonces presidenta. La Comunidad Judía se opuso con determinación al vergonzoso Memorándum y su “Comisión de la verdad” que pretendía que Irán, el acusado extranjero, revisara lo actuado por Nisman. Esa intromisión del Ejecutivo sobre la Juticia despreciaba el trabajo de esclarecimiento del atentado.

El fiscal se propuso investigar, entonces, qué había detrás del giro en la política exterior argentina. A muchos nos dijo en marzo de 2014: “Si tiene que ir presa mi madre, va Hay gente muy poderosa detrás de este pacto de impunidad”. Mediante escuchas ordenadas por el juez Canicoba Corral al celular del dirigente argentino-iraní Yusuff Khalil, Nisman pudo establecer el mecanismo de “diplomacia paralela” entre Irán y Argentina.

Según la denuncia de Nisman del 14 de Enero de 2015, tres días antes de su asesinato, Cristina Fernández pasaba las órdenes al diputado Andrés Larroque, o a Luis D’Elía o a Fernando Esteche. D’Elía cortaba con presidencia, o con el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y llamaba a Yusuff Khalil, en Buenos Aires, o a Irán. Cuando no era D’Elía, Khalil pasaba la información a Irán. ¿Quien estaba del otro lado de la línea en Irán? Rabbani, que a través de esos intermediarios dialogaba con Cristina, y digitaba la nueva política exterior argentina.

Así orquestaron el Memorracho de Entendimiento firmado por el ex canciller, Héctor Timmerman.

Cuando entendamos que el atentado contra la AMIA fue un ataque contra la Argentina y no sólo contra su comunidad judía, entenderemos por qué lo actuado por D’Elía, Esteche, Khalil, Larroque, Zannini, Timmerman y la ex presidenta “es” traición a la patria, y podremos comprender mejor las detenciones ordenadas por el juez Claudio Bonadio el pasado jueves.

Al final, la madre de Nisman quedó presa. Presa de tristeza por el asesinato de su hijo. La denuncia de Nisman se convirtió en detenciones por la solidez de las pruebas. Falta saber quienes asesinaron al fiscal. Faltan algunas detenciones. Lentamente, la Justicia va llegando.

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