MADRID, España.- Más de 13,5 millones de sirios necesitan ayuda, de las cuales 5,7 millones son niños, mientras que unos 200.000 viven en zonas sitiadas y 1,7 millón vive en zonas de difícil acceso. La desnutrición grave afecta al 11,9% de los menores de cinco años y casi dos millones de niños no van al colegio.
Los desplazados internos son 6,3 millones, de los cuales 2,8 millones son niños y 2,7 menores viven como refugiados en países vecinos tras más de seis años de conflicto, informó el jefe de operaciones de emergencia del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Gianluca Buono.
La llegada del invierno agrava la situación delicada en la que ya se encuentran. Buono, explicó, ante periodistas, que en el país árabe la educación es “una necesidad básica” aun cuando sus ciudadanos viven en medio de la destrucción. “La importancia del aprendizaje es muy relevante. Cuando visitas Siria, los niños y los padres te piden enseguida que abras una escuela. Te piden agua, comida y escuelas”, resumió Buono, según el portal “20minutos.es”.
Según el experto de Unicef, “sus caras cuando reciben material escolar no tiene precio, son felices al pensar que van a volver a clase” en un país en el que 1,75 millón de niños no van al colegio y que antes de la guerra tenia una tasa de escolarización superior al 95%. Una de cada tres escuelas están inservibles y se han levantado aulas prefabricadas, publicó “TelesurTV”.
“Es algo muy importante porque da a los niños sensación de vuelta a la normalidad”, dijo Buono. “Conmociona que, en medio de tanta destrucción, un niño te pregunte cómo puede recuperar el tiempo perdido en la escuela”, añadió. Unicef trabaja con las autoridades locales para “establecer contenidos escolares que permitan esa recuperación”.
El trabajo en la recuperación de sectores básicos sirios, como agua y saneamiento, la salud o la protección, además de la entrega de ayuda humanitaria urgente, son tareas que Unicef está priorizando en Siria, sobre todo en las áreas sitiadas o en áreas transfronterizas de Turquía y Jordania, de difícil acceso.
Entre esas zonas está la región de Guta Oriental, cercada por el Ejército sirio desde 2012, donde ha la desnutrición grave afecta al 11,9% de los niños menores de 5 años y donde un convoy de Unicef pudo entrar el miércoles con asistencia humanitaria.
La organización internacional dijo que hay zonas en las que Unicef aún no ha podido entrar, como en Deir al Zur, porque el conflicto sigue, o en Al Raqqa, que ya ha sido liberada de la influencia de la milicia Estado Islámico, pero el acceso no es posible por razones de seguridad.
Buono aseguró que ahora, “con la llegada del invierno, el enfoque es reducir al máximo el nivel de sufrimiento, gracias a la entrega de equipos invernales con abrigos, mantas, botas”.
El jefe de operaciones de Unicef en Siria también se refirió a los desplazados, que son otro sector muy vulnerable. “Conozco familias que han cambiado de lugar de residencia cuatro, cinco o seis veces, con los problemas de adaptación que eso conlleva, lo que provoca mucha inestabilidad en un país que, antes de la guerra, mostraba buenos indicadores de desarrollo”, indicó.
Los grupos armados han utilizado el agua como arma de guerra, dañando las infraestructuras para el consumo y suministro de agua, con lo que evitan que la población pueda acceder al producto vital.
A la situación se suma el hecho de que solo un 41% de los niños tiene acceso a la vacunación, lo que pone en riesgo la salud de millones de los niños.
La crisis siria ha afectado a más de una decena de países aledaños. (Especial)