Muchos sueñan con el anhelado descanso. Otros desconfía también lo desean, pero dudan porque tal vez el Estado les arrebate las últimas ganas de vivir que les quedan. Pasar a retiro no significa necesariamente entrar en una inactividad permanente, pero es cierto que comienza una declinación física, producto del desgaste de “una máquina” que ha estado funcionando sin parar a lo largo de varias décadas. Los “achaques” no tardan en aparecer porque las defensas disminuyen. Es el ciclo de la naturaleza. Lo lógico sería que en esta etapa final, la persona recibiera la mejor de las consideraciones en todo sentido. Sin embargo, ello no suele suceder con una buena parte de la población, especialmente en materia de salud.
Los tucumanos que se jubilan y que no pueden pagarse en forma particular una obra social eficiente, son rehenes del Subsidio de Salud o del PAMI. Casi todas las semanas, nuestra sección Cartas de Lectores se hace eco de las protestas de los afiliados de ambas obras sociales.
Una vecina se quejaba porque el 1° de noviembre se enteraron del aumento del precio de las chequeras: de $ 30 a $ 50. “Un nuevo ataque al bolsillo de los afiliados al Subsidio de Salud. Además, se suma el incremento del Plan Complementario y de las prestaciones médicas... El Gobierno provincial debe normalizar esta institución y terminar con las sucesivas intervenciones que no solucionan nada. Por el contrario, llevan a la disconformidad y a crear problemas económicos”, afirmó. A los pocos días, un lector recordó que al asumir el gobernador en 2015, dijo a obra social iba a ser conducida por un directorio. La intervención continúa desde hace 25 años al frente de la obra social sin ningún resultado. En nuestra edición del viernes, una lectora señaló que en tantos años de gestión ninguno de los interventores ha convocado a los afiliados a asamblea para rendir cuenta de su administración, ni al menos para, en una actitud democrática, contestar preguntas o inquietudes. El viernes, en la sede del PAMI, Córdoba al 900, pacientes que llevan hasta seis años esperando una operación exigieron que la entidad central en Buenos Aires autorizara de una vez por todas los procedimientos. Son 23 los afiliados que precisan una prótesis y un injerto óseo y si bien en la delegación local ya se tramitaron ambas cosas, no lograron aún que se aprobaran las prácticas de estas intervenciones. El responsable local dijo que se trata de prácticas de alta complejidad y que sólo resta que el PAMI autorice el presupuesto para que las prácticas se hagan en Tucumán.
Pareciera increíble que en seis años un ciudadano no pueda obtener una prótesis y una autorización quirúrgica de una obra social. Eso habla de la insensibilidad extrema, de la incapacidad de los interventores que además no han sido capaces de lograr que el PAMI atienda con celeridad y eficiencia la demanda de sus afiliados. ¿Cómo se sentiría cualquier autoridad si para hacerse atender por un especialista debiera esperar dos o tres meses? El decreto N° 1217 de 1990 dispuso que en seis meses el Subsidio de Salud debía integrarse el nuevo directorio mediante comicios, para elegir a los representantes de los empleados y de los jubilados, lo cual nunca ocurrió. ¿Por qué sigue intervenido? ¿Por qué no probar con un directorio? ¿Por qué las autoridades provinciales no regularizan de una vez por la entidad? También cabe preguntar por qué los legisladores nacionales no gestionan ante el PAMI la rápida cobertura de los afiliados tucumanos
Los adultos mayores parecieran ser invisibles para una buena parte de sus representantes que no los escucha ni se conmueve con sus padecimientos, tal vez porque no les interesa y sólo les sirven para hacer política.