La decisión del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, de avanzar con el gravamen a la renta financiera de las personas físicas ha puesto sobre la mesa dos cuestiones innegables: por un lado, un malestar creciente y, por el otro, incertidumbre.
Más allá de la magnitud del impuesto, lo que parece incomprensible es la dirección de la medida, sobre todo en un momento donde el país necesita imperiosamente del ahorro nacional y del desarrollo del mercado de capitales local para no depender del ciclotímico humor de los mercados internacionales, los cuales han mostrado una volatilidad creciente en los últimos días.
En cierta medida, el inversor residente se ha sentido desilusionado con esta decisión, considerando que hace un año atrás se le confirmaba que el cambio había llegado para quedarse y que era el momento de confiar en el país.
Así, una parte importante de la atención de la semana entrante estará focalizada en la letra chica del proyecto que se envíe al Congreso para su debate.
Por otro lado, también habrá una marcada atención mañana, cuando el Banco Central de la República Argentina (BCRA) afronte el vencimiento mensual de las Lebac por $ 379.850 millones.
En un contexto con tasas de interés implícitas cercanas al 30% anual, según las cotizaciones en el mercado secundario, la gran incógnita a develar será ver si estos rendimientos son suficientes para que la autoridad monetaria renueve la totalidad de sus vencimientos, evitando que una mayor emisión de dinero presione a la inflación.
La mejor opción
Desde nuestra opinión, las Lebac hoy son el mejor socio del inversor conservador, que busca riesgo acotado y una tasa de interés que le permita mejorar el poder de compra de sus ahorros.
En contraposición, las elevadas tasas de las Lebac conspiran contra las inversiones en acciones, las cuales tienen un costo de oportunidad mayor en un contexto en donde la Bolsa argentina se encuentra en máximos históricos, acrecentando los riesgos.
Con gran parte de los balances trimestrales ya presentados, y que convalidaron la suba previa de la Bolsa, seguramente será el momento de que la renta variable se tome un descanso.
Inflación
Finalmente, en materia de indicadores económicos, habrá uno que se robará la mirada de todos: mañana el Indec dará a conocer el dato de inflación minorista de octubre. El mercado está esperando un dato en torno a 1,5% mensual, influenciado por el aumento de los precios de los combustibles y obras sociales.
Para los inversores, es mucho más importante lo que se denomina la inflación núcleo, que no contempla los alimentos ni los bienes estacionales. Es la inflación pura, que no depende de ninguna discrecionalidad.
¿Por qué es tan importante? Porque es la inflación que mira el Banco Central para determinar las tasas de interés de su política monetaria, que luego tiene repercusión en el resto de las tasas del sistema financiero.
Sólo un dato por debajo del 1,3% mensual puede ser visto como algo positivo pero, a juzgar por lo actuado por la entidad que preside Federico Sturzenegger, en las últimas semanas, seguramente no vendrán demasiadas buenas noticias.
En los mercados
En el plano netamente internacional también habrá novedades importantes que seguramente tendrán un impacto en los mercados financieros.
Por un lado, continúan las tensiones de siempre entre Estados Unidos y Corea del Norte, mientras que se le adiciona la tensión entre Arabia Saudita e Irán, con la consecuente repercusión en el precio internacional del petróleo. Esto, como ya se sabe, repercute en todo el mundo y puede tener consecuencias imprevisibles.
Sumado a esto, en Estados Unidos surgieron otros dos focos de conflicto que deberían ser considerados. Por un lado, se demora la aprobación final de la reforma impositiva que impulsó Donald Trump, que plantea una fuerte reducción del impuesto a las Ganancias para las empresas.
Por el otro, se conocerá el dato de inflación minorista que podría definir el próximo movimiento o no de las tasas de interés en la reunión de diciembre de la Reserva Federal.
Finalmente, la designación de Jerome Powell para reemplazar a Janet Yellen al frente del banco central estadounidense generó alivio ya que no se trata de alguien demasiado agresivo en términos de ajustes de la política monetaria y la tasa de interés.
En este sentido, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, puede respirar tranquilo -al menos en el corto plazo-, considerando la alta dependencia de la Argentina en lo que respecta al financiamiento externo.