WASHINGTON.- El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, acusó ayer al Gobierno de Donald Trump de mentir sobre los misteriosos ataques a la salud de sus diplomáticos en La Habana, con el fin de dañar las relaciones entre los dos países.
“Quien afirma que ha habido ataques como causa de estos daños de salud miente deliberadamente”, aseveró Rodríguez. “Se utilizan estos daños como pretexto para eliminar los progresos bilaterales alcanzados”, añadió.
Estados Unidos asegura que desde noviembre de 2016, 24 diplomáticos que trabajaban en Cuba y familiares han sufrido alteraciones en su estado de salud por unos ataques de origen desconocido que les han causado síntomas como pérdida de audición, mareos, zumbidos, dolores de cabeza, fatiga, problemas cognitivos y dificultades para dormir.
El Departamento de Estado no acusa a La Habana de los ataques, pero sí la responsabiliza de no proteger al personal extranjero como obliga la Convención de Viena. Por ello retiró recientemente a más de la mitad de su personal en la embajada caribeña y posteriormente expulsó a 15 diplomáticos cubanos de Washington.
El asunto ha alimentado la tensión en unas relaciones bilaterales que el demócrata Barack Obama y Raúl Castro retomaron en 2015 tras más de 50 años de ruptura. Ya en junio, Trump anunció -en un duro discurso anticastrista en Miami- cambios en la política norteamericana hacia Cuba que pasan, entre otras cosas, por un endurecimiento del embargo y por una mayor limitación de los viajes de los estadounidenses a la isla.
El canciller cubano no puso en duda los problemas de salud que han sufrido los estadounidenses, pero sí aseguró que no responden a ningún ataque. “Es hora de que Estados Unidos diga la verdad o presente evidencias”, desafió.
Estados Unidos tiene abierta una investigación, pero el Departamento de Estado sigue diciendo que no ha arrojado resultados sobre “el origen de los ataques”.
Según Rodríguez, Washington se ha negado a compartir con Cuba los indicios que asegura tener ni las identidades de los afectados.
Cuba enmarca todo esto en el giro en la política de Trump hacia la isla. “Se ha producido un retroceso significativo”, manifestó el canciller. Justo un día antes, Estados Unidos volvió a votar en la ONU en contra de levantar el embargo a Cuba, revirtiendo la abstención de la administración Obama en 2016, en la votación de la resolución que todos los años presenta La Habana en la Asamblea General.
El jefe de la diplomacia cubana se reunió el 26 de septiembre en Washington con su homólogo estadounidense, Rex Tillerson, para tratar el tema de los ataques. Desde entonces no han vuelto a verse y tampoco había previsto un encuentro entre ambos antes de que Rodríguez abandone la capital estadounidense el viernes.
Pese a todo, el canciller cubano rechaza hablar de una “crisis” entre los dos países y expresó la voluntad de su Gobierno de continuar con el diálogo y la cooperación con Washington.
Sí lanzó no obstante una advertencia: “De continuar este curso, las relaciones bilaterales sufrirán mayor daño y las consecuencias las pagarán las personas que viven en ambos países”. (DPA)