Un sector de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán pretende resolver en forma expeditiva el trámite de renovación de autoridades que atañe a los cinco vocales: Antonio Gandur (presidente saliente), René Goane, Antonio Estofán, Claudia Sbdar y Daniel Posse. Posse confirmó que la votación a puertas cerradas está prevista para las 9 de hoy, y que él la solicitó en su nombre, y en el de sus pares Estofán y Sbdar. “Votaré a Claudia para la presidencia del cuerpo, pero hay que ver qué decide ella. La pelota está en su campo”, dijo Posse ayer. A posteriori, los miembros de la Corte tienen previsto trasladarse a Trancas para inaugurar obras y dar inicio a un programa piloto de Justicia de Paz Letrada (se informa por separado).
A diferencia de los últimos comicios donde todo fue misterio y especulación, los vocales llegan a este turno con dos cartas sobre la mesa. Tanto Estofán como Posse ya anticiparon que sufragarán por la única vocal mujer, que podría convertirse en la primera presidenta de la historia de la Corte. El interrogante es qué harán Sbdar y los únicos dos vocales no nombrados por el ex gobernador José Alperovich: Gandur y Goane. Si bien hace dos años Sbdar se votó a sí misma como vocal decana -luego renunció a esa función-, en esta oportunidad no está tan claro que vaya a acudir al autovoto para generar la mayoría requerida. Tanto Estofán como Posse sugirieron que la vocal no estaba definida. Si esta rechazara la designación de sus pares o, en el caso de no tener el apoyo de Goane y de Gandur, se negara a sufragarse, alguno de sus votantes, Estofán o Posse, podría terminar siendo elegido.
El más preciado
Aunque haya dos votos “cantados” y Sbdar aparezca como la favorita, la experiencia enseña que nada está dicho en esta Corte Suprema hasta que se firma el acta de la votación, sobre todo porque Gandur dio señales de que sigue firme en su vocalía y en su entorno no descartan que pretenda la re-reelección. Y en 2015 se logró la mayoría recién después de dos cónclaves fallidos, con prórroga de los mandatos vencidos mediante.
La renovación de autoridades de la Corte mantiene en vilo a los otros dos poderes del Estado puesto que el titular del alto tribunal preside asimismo la Junta Electoral Provincial, el órgano encargado de organizar y fiscalizar las elecciones de 2019, cuando se pondrán en juego todos los cargos públicos electivos. En virtud de esta circunstancia circuló la versión de que el presidente del alto tribunal electo hoy -en el mejor de los casos- podría ejercer la función sólo durante 12 meses y que, luego, renunciaría para dar lugar a la elección de otro jefe de la Corte que sería, en definitiva, quien actuará en los comicios generales. Pero el artículo 111 de la Constitución de Tucumán establece que el mandato dura dos años, con posibilidad de reelección.
Además de renovar la presidencia, los miembros de la Corte han de elegir al vocal decano (especie de vicepresidente), y a sus representantes ante el Jurado de Enjuiciamiento, el Consejo Asesor de la Magistratura y la Junta Federal de Cortes. En el mismo acto, corresponde que dispongan la integración de sus salas internas (Civil y Penal, y Contencioso Administrativo y Laboral), y quién asumirá la coordinación del Centro de Especialización y Capacitación Judicial.
Aunque todos los cargos e instituciones importan, la votación nominal de la Corte empieza siempre por el sillón más preciado: el de presidente del cuerpo. La Ley Orgánica confiere a este la representación de los Tribunales provinciales. Además, el titular del alto tribunal integra las dos salas; dirige el trámite de los expedientes; ejerce la superintendencia y supervisa las oficinas de apoyo, entre ellas, el estratégico Cuerpo de Auditores.