¿Qué pasa en el cerebro cada vez que nos asustamos?

¿Qué pasa en el cerebro cada vez que nos asustamos?

Una “cascada química” desencadena reacciones, como quedarse paralizado. La calma posterior parece ser lo que más atrae del miedo

AUTOMÁTICO. Quedarse petrificado, taparse la boca o esconderse son reacciones típicas ante el miedo. AUTOMÁTICO. Quedarse petrificado, taparse la boca o esconderse son reacciones típicas ante el miedo.
31 Octubre 2017

Los payasos siniestros, los vampiros y los zombies vuelven por Halloween y, con ellos, nuevas películas de terror y de catástrofes: razones suficientes para tirarse en el sillón a temblar. Pero, ¿por qué motivo es que nos empecinamos en buscar esa emoción, en principio nada agradable? ¿Qué ocurre exactamente en el cerebro cuando nos asustamos?

Un grito ensordecedor, una trompada al aire, arrojar una pedrada o simplemente quedarse inmóvil como una estatua son algunas de las reacciones más frecuentes -y más o menos peligrosas- cuando las personas se asustan. Protegerse intuitivamente la cabeza con los brazos es otra, e incluso taparse los ojos para no ver qué es lo que sigue son algunas de las acciones automáticas.

Publicidad

Cascada química

En esas reacciones interviene la amígdala cerebral, compuesta por dos núcleos de neuronas en forma de almendra y que constituye el “centro del miedo”, justo encima del tronco cerebral. Inmediatamente después de que los estímulos sensoriales pasan por el tálamo, llegan a la amígdala y, desde allí, son distribuidos por dos caminos: el más rápido de ellos provoca esas reacciones espontáneas en todo el cuerpo. Quedarse petrificado, huir o luchar son algunas de las posibles reacciones ante una amenaza, y aparecen incluso antes de que la persona haya identificado de qué se trata eso que la asusta.

Publicidad

La información que mandan los sentidos llega también al córtex por un camino de apenas unas fracciones de segundo más largo. Esta zona del cerebro obtiene una imagen ordenada y clara de la amenaza y entonces refuerza la reacción de defensa o la detiene por falsa alarma.

Según el neurocientífico Joseph LeDoux, citado por la agencia DPA, el miedo en el ser humano es algo más que la detección de una amenaza. “El miedo es un concepto, no ‘algo’ en el cerebro”, afirma. La expectativa de que nos pueda ocurrir algo malo desencadena una cascada química. Las señales de alarma se extienden por otras partes del cerebro, como el hipotálamo, y después por el cuerpo gracias al neurotransmisor glutamato. Entonces la médula suprarrenal produce grandes cantidades de adrenalina -la hormona del estrés-, el nivel de azúcar en sangre aumenta, el corazón se acelera y las palmas de las manos empiezan a sudar.

En el caso de que la amenaza desaparezca, la hormona tranquilizante endorfina se libera y recorre el cuerpo. Este cóctel de hormonas es la razón por la que a tanta gente le gusta sentir de vez en cuando miedo, por lo que viene después, y cuentan con la ventaja de que puede activarse simplemente escuchando una historia de terror bien contada alrededor de un fogón.

Comentarios