La Gloriosa le gana al prejuicio en barrio Sur

La Gloriosa le gana al prejuicio en barrio Sur

Noé Andrade y Pablo Gigena reivindican su apuesta a la diversidad de producciones.

UN ESPACIO DIFERENTE. La Gloriosa reivindica la producción artística fuera del microcentro de la capital. la gloriosa UN ESPACIO DIFERENTE. La Gloriosa reivindica la producción artística fuera del microcentro de la capital. la gloriosa
31 Octubre 2017

Hace 15 años, La Gloriosa apostó a romper el cinturón que encorsetaba a las salas tucumanas y se arriesgó a abrir su espacio en San Luis 836, barrio Sur. Salir del centro implicó, en sí mismo, un mensaje de inclusión y de propuesta, para demostrar que el arte transita todos los territorios de la provincia.

Este espacio tiene dos referentes, que se complementan y potencian para construir un sitio distinto, que permite trabajos en altura que otros lugares no puede acoger. Por ese motivo, Noé Andrade y Pablo Gigena entremezclan sus voces en la entrevista con LA GACETA hasta el punto de construir una sola idea como respuesta.

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Andrade alerta: “calificar de positivo un balance sería minimizar una experiencia profunda, frondosa y aventurera a la que le dedicamos un tercio de nuestras vidas”. “Nosotros, el público, los artistas y la ciudad hemos hecho y vivido mucho en La Gloriosa, en una epopeya cultural con condimentos de una novela histórica, llena de luchas, angustias y ansiedades; esfuerzos supremos y sufrimientos; abandonos y deserciones, pero también plena de alegrías públicas e intimas, manos solidarias, aprendizajes, aplausos y agradecimientos”, agrega.

Los responsables del lugar destacan la idea de Roberto Arlt de la prepotencia del trabajo para lograr el reconocimiento alcanzado en todo el país y reconocen haber cumplido con sus propósitos. Aunque les queden muchos por alcanzar, destacan: “haber construido una identidad como punto cultural y un camino muy propio como gestores independientes”.

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“Nuestras expectativas a futuro son muy altas, tenemos mucha fe y convicción tanto de nuestro teatro como del de nuestros compañeros, para que vuelva a ser la droga más solicitada por el público. Queremos que la gente nos prefiera al cine hollywoodense, a las obras de la calle Corrientes, a los recitales masivos, a los boliches y a los juegos de video. En intentarlo se nos va la vida, las energías y la inteligencia. Soy un soñador del renacimiento del teatro, pero no soy el único, aunque a veces sea difícil”, dice Gigena.

Lo que distingue a La Gloriosa en el mapa teatral tucumano es, a criterio de sus encargados, una muy amplia, diversa y ecléctica producción en cuanto a temáticas y a poéticas, mayormente alternativa, que ha hecho que los grupos que plantean creaciones más libres, búsquedas, transgresión y experimentación los hayan elegido.

“Hacemos un trabajo serio, profesional, comprometido e imprescindible para la comunidad, ya que hacemos cultura, un valor de tanto calibre como la educación y la salud. Buscamos y estimulamos la experiencia expresiva; el encuentro entre el público tucumano y artistas locales y extranjeros, para generar encuentros y aprendizajes. Políticamente somos independientes, ya que no respondemos a líneas oficiales, privadas ni partidarias, sino nuestra propia política cultural que intenta ser solidaria, comunitaria, colectiva, cooperativa y humanista, además de honesta y directa”, aporta Gigena.

Andrade sostiene que el mayor inconveniente que afrontan no es geográfico o económico, sino mental: “hay públicos, gestores, informadores, funcionarios y artistas que aún consideran que en el microcentro se hacen mejores obras, lo cual es una pobre fantasía mental, no una realidad; nuestra permanencia demuestra que le ganamos al prejuicio”.

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