El primer disparo impactó en la cabeza del sargento Juan Domingo Andina y lo derribó de la motocicleta en la que viajaba. Cuando quedó tirado en el piso, boca arriba y con su mochila sobre el pecho, los asaltantes se acercaron y le pegaron dos tiros más en el pecho. “¡Sacale la mochila!”, ordenó uno de los delincuentes, y sus cómplices le hicieron caso. De ahí en más, el policía no pudo pronunciar una sola palabra y falleció camino al hospital.
El policía asesinado custodiaba a funcionarios de Casa de Gobierno
Nadie sabe mejor que Luis Batallán lo que pasó en ese momento. El hombre era socio y amigo de Andina, era el que conducía la motocicleta en la que viajaban ambos y era el que intentó auxiliarlo de manera desesperada cuando lo vio herido en el piso. “Pedía a gritos que me ayuden y la gente llamó a la Policía. Como la ambulancia no llegaba, lo cargamos en la camioneta del 911 para llevarlo al Padilla”, contó.
Batallán quiso aclarar todas las dudas que había en torno al caso. Por eso empezó contando que desde hacía un tiempo estaba asociado a su amigo. “Yo había sacado un préstamo en el banco de $ 100.000 y él tenía un dinero porque su familia tiene cañas, entonces armamos una sociedad y nos dedicamos a comprar y vender dólares en la calle”, relató.
La actividad comenzaba temprano para ellos. “Todas las mañanas nos sentábamos en un bar de la San Martín y Junín a desayunar y ahí empezaba nuestra tarea laboral de comprar y vender dólares. Estábamos hasta las 13.30, cuando yo me iba a trabajar en la Universidad y él se iba a cumplir sus labores de policía. Más tarde, cuando terminábamos con nuestras tareas, nos íbamos a la ex terminal de ómnibus para venderle dólares a la gente que viajaba a Bolivia para hacer compras”, precisó Batallán.
El lunes, Andina estuvo de franco, por eso almorzó en su casa y se quedó allí, junto con su familia, toda la tarde. Alrededor de las 20 se encontró con su socio en El Bajo. “Como terminamos temprano, decidimos ir a mi casa a retirar una plata. Juan dejó su auto en un estacionamiento de la zona y subimos los dos a mi moto: yo manejaba y él iba atrás, con la mochila puesta en el pecho”, recordó el hombre. Allí dentro llevaba aproximadamente $ 100.000.
Avanzaron por Sáenz Peña hasta avenida Roca, luego doblaron por avenida Alem hacia Independencia y finalmente se detuvieron en la esquina de Próspero Mena, donde el semáforo estaba en rojo.
“Cuando llegamos a Próspero Mena, siento disparos. Caigo de la moto y lo veo a Juan tirado en el piso, boqueando. Uno gritaba que le saquen la mochila. Le hicieron más disparos y se fueron. Eran tres o cuatro motos, cada una con dos personas, algunos con casco y otros a cara descubierta”, describió. “En ese momento había autos y gente en la zona. Si alguien puede testificar, por favor que lo haga”, pidió.
“Estas personas sabían que Juan era policía y fueron directamente a matarlo. Estaba todo planeado”, expresó Batallán. Sin embargo, dijo desconocer las identidades de los ladrones. “Si sospechase de alguien, ya se lo hubiese dicho a la Policía”, aseguró.
Le habían sacado el arma
Andina era sargento de Policía, tenía 43 años, cuatro hijos y una esposa embarazada de cinco meses. Prestaba servicio en la división Custodia Gubernamental, aunque su tarea consistía en proteger al senador José Alperovich.
No estaba armado al momento del asalto, según confirmaron fuentes del caso. La fuerza le había retenido el arma reglamentaria luego de que protagonizara un incidente familiar, el lunes de la semana pasada.
Según trascendió en aquel momento, Andina se encontraba junto a una amante cuando llegó su esposa y los sorprendió. Allí se habría desatado una pelea, en la que habrían intervenido otros miembros más de la familia.
Como consecuencia de ese incidente, intervino la Policía, el sargento fue denunciado por lesiones y el fiscal de Instrucción V°, Washington Navarro Dávila, ordenó su aprehensión. Habría estado privado de la libertad al menos 24 horas.
Cuando se conoció que había sido asesinado, las primeras sospechas apuntaron a un posible vínculo con aquella relación sentimental extramatrimonial. Sin embargo, con el correr de los minutos esa versión perdió fuerza y se confirmó que todo se había tratado de un homicidio en ocasión de robo.