La tranquilidad característica de las callecitas de la ciudad de Yerba Buena se transmitió al desarrollo de las elecciones legislativas. Es que las escuelas y colegios del municipio fueron el escenario de una jornada cívica que transcurrió sin sobresaltos, tal vez porque no fueron evidentes las prácticas clientelares. De hecho, de las 73 denuncias por irregularidades electorales que se registraron en la provincia, ninguna provino de la “Ciudad Jardín”, según informó a LA GACETA la Fiscalía Federal N° 1, a cargo de Carlos Brito.
A las 10, minutos antes de que el gobernador Juan Manzur llegara a votar, en el Colegio El Salvador había poco movimiento. Los votantes llegaban a cuentagotas. Uno de ellos era Alfredo Moselle (47), que estaba apurado porque tenía que volver a trabajar en un taller de herrería hasta las siete de la tarde. “Tengo que hacerlo todos los días. Hay que mantener a la familia”, lamentó. Luego contó que no iba a esperar ansioso el resultado de los comicios porque -para él- todos los políticos son iguales. “No hay patriotas. El (funcionario) que entra (al poder) lo hace para su bien personal”, lamentó, antes de retirarse del colegio.
A quien sí le interesó sufragar es a Víctor Gustavo Morales. El hombre de 41 años tiene epilepsia, por lo que necesita asistencia permanente: no puede caminar por su propia cuenta. Y le cuesta hablar. Aún así, llegó a El Salvador en auto junto a su mamá, su hermana y su sobrina, que lo sostenían de los hombros para que pudiera moverse. “Le encanta votar, es su obsesión. Me dijo que quería venir hoy (por ayer)”, contó -sonriendo orgullosa- su hermana melliza, Verónica Morales. Luego reveló que en las primarias del 13 de agosto su hermano no pudo sufragar. “Yo estaba trabajando de fiscal de mesa y cuando lo fui a buscar a mi casa, estaba dormido, con pastillas, descompuesto. Cuando se despertó, me preguntó: ‘¿a qué hora vamos a ir a votar?”, recordó.
En las antípodas del entusiasmo electoral de Víctor se situó Francisco Fernández. A pesar de tener 22 años, ayer sufragó por primera vez. Lo hizo junto a su hijo de ocho meses, que cargaba en los brazos. “(No lo hice antes) porque no tenía el documento actualizado”, explicó. “No sé qué siento, para mí es un día común. Nunca me interesó (votar)”, agregó el joven que trabaja fabricando artículos de limpieza. Segundos después, se dio cuenta de que no iba a poder sufragar en esa mesa: se había equivocado de centro de votación.
Un error habitual
En la Escuela Salobreña, ubicada en la localidad de San José, se vivió un momento de nerviosismo. Una señora se molestó al descubrir que en el padrón de la mesa en la que iba a votar figuraban sus dos hermanos fallecidos hace años, según relató la directora de la institución educativa y delegada de la Junta Electoral, María Claudia Jacobo. Sin embargo, ninguna persona votó en lugar de los fallecidos: así lo confirmó Silvia Cáceres, la presidenta de la mesa en la que podrían haber sufragado. “Es un error habitual. En cada elección sucede eso”, aclaró el secretario electoral nacional de Tucumán, Rogelio Rodríguez del Busto.
En Yerba Buena, la jornada de ayer se asemejó a la de las primarias. “Estuvo muy tranquilo. No hubo nada que llamara la atención: no se vio acarreo de votantes ni disturbios en ninguna escuela y hubo una concurrencia fluida de votantes”, informó Manuel Courel, el jefe de Gabinete de la Municipalidad.