Macri planteó la necesidad de concretar reformas para acabar con la impunidad
Ante un auditorio expectante, el Presidente pidió más inversiones a los industriales y la baja del ausentismo a los sindicalistas El mandatario participó de una entrevista muy distendida, en la que habló prácticamente para todos los sectores
El salón Vélez Sársfield del Sheraton de Mar del Plata estaba repleto cuando (con una puntualidad que él mismo se encargó de subrayar como una manifestación del respeto por el tiempo del otro) Mauricio Macri ingresó, en el atardecer de la última jornada del 53° Coloquio de IDEA. A las 17.45 lo esperaban, para entrevistarlo, el titular de IDEA, Javier Goñi, y el presidente del coloquio, Gastón Remy. Se acomodó en el sillón mientras el auditorio seguía aplaudiéndolo de pie, y habló, prácticamente, para todos los sectores.
Durante la siesta, LA GACETA conversó con varios participantes del encuentro y les preguntó qué les gustaría escuchar en el mensaje del Jefe de Estado.
“Me gustaría que convocara a la unidad del país. Que saliéramos de la grieta. Que planteara la necesidad de la reconciliación definitiva de los argentinos sin que ello implique impunidad. Y también a la convocatoria a un diálogo económico y social con los trabajadores, con las otras fuerzas políticas”, contestó Miguel Ángel Pichetto, jefe de la bancada del PJ en el Senado.
“Mi planteo es que la vara (de la calidad institucional) está muy baja en la Argentina; y que resulta lamentable el ir y venir de un país tan pendular. Espero que de eso hable el Presidente: de cómo vamos a constuir una Argentina mirando para 20 o 30 años, esté quién esté en el Gobierno”, respondió Graciela Camaño, diputada nacional del massismo.
“El mundo empresarial valora mucho lo que ha hecho el Gobierno nacional hasta ahora y apostamos a que haya una reforma laboral y una reforma impositiva, que resulta vital para la industria”, puntualizó Matías Patanian, CEO Aeropuertos Argentina 2000.
“Me gustaría escuchar un llamado al diálogo a todas las fuerzas políticas, al menos a las que tienen representación parlamentaria, para después de las elecciones. Y una mesa de diálogo también con los gobernadores”, anheló el socialista Miguel Lifschitz, gobernador de Santa Fe.
“Sería muy bueno que el Presidente vaya trazando la agenda estratégica de la Argentina para después de las elecciones. Y, a la vez, de qué manera va a iniciar una nueva etapa hacia el desarrollo sostenido”, consideró el ex diputado radical Ricardo Gil Lavedra, que integró el tribunal del “Juicio a las Juntas”, que en 1985 condenó a los militares de la última dictadura.
El Poder Judicial
Macri, durante la hora en la que habló, desgranó conceptos referidos a todos esos planteos.
Temprano, trazó una metáfora de la Justicia como una familia alejada del poder político, y lamentó que con el correr de los años todo fuera mezclándose. Afirmó que le duele observar el alto descrédito que el Poder Judicial tiene en la sociedad y abogó por la independencia de poderes.
“Los jueces no tienen que ser amigos de los políticos, tienen que ser amigos de la ley”, definió. Entonces dijo que había que mirar a Brasil, porque “está levantando la vara” con las causas judiciales que investigan la corrupción de funcionarios y de empresarios.
La Justicia, ponderó entonces el mandatario, “es la única garantía de que no haya vuelta atrás”. Por ello, pidió que la ley se aplique a todos. En especial, a los más encumbrados. “Cuanto más poderoso, más fuerte le tiene que caer el peso de la ley si la viola. Tenemos que militar para que la Justicia mejore”, disparó. Y ese fue el único concepto de la noche que no recibió aplausos. Sólo para dejar en claro (y para dejarle en claro) que esa era una audiencia de poderosos.
Ya había respondido los planteos de Camaño, cuando Macri atendió lo pautado por Pichetto en torno al llamado a la unidad de los argentinos, más allá de su planteo contra la impunidad. “Me llevo bien con el último Perón”, afirmó de repente el mandatario nacional y sorprendió a la audiencia. Fue, acaso, el único momento de la charla en la que hubo murmullos. “¿El de la Triple A?”, le preguntó (a medio camino entre la chicana y el plateo histórico) un empresario a otro, que se encogía de hombros. Macri se apresuró a ajustar su definición: se identificaba con el Perón al que definió como aperturista y dialoguista, que -en su opinión- volvía a la Argentina en 1973 “a cerrar brechas”. “Espero que el peronismo se modernice”, anheló, para pronunciarse, contra las dicotomías que plantea el discurso kirchnerista: “el mundo tiene matices”, razonó.
Predicar con el ejemplo
Ese fue el inicio de su prédica contra el gobierno anterior. “Lo primero que tenemos que hacer es predicar con el ejemplo. Muchos dijeron palabras muy lindas, pero al final del período nos vimos estafados”, disparó.
“Si prometemos algo, tenemos que cumplirlo. No se puede ser feliz en un país con 30% de pobreza. La viveza nos hizo convivir con el narcotráfico. Este año y medio le dimos durísimo al narcotráfico y lo vamos a poder echar trabajando todos juntos”, prometió.
Siguió, de inmediato, con lo que había pautado Patanian: una eventual reforma laboral. “Hay muchos miedos y mucho conservadurismo” al respecto, diagnosticó el Presidente. Entonces, luego de identificarse con Juan Domingo Perón, lo citó dos veces. “Él decía que la estrella polar de un país es la productividad. Y, también, que cada argentino debe producir lo que consume”, dijo. Planteó, a renglón seguido, que es una falacia enfrentar a las conquistas sindicales contra la productividad de las empresas.
Inmediatamente recordó que “en el mundo hay muchos países produciendo lo mismo que la Argentina” y sostuvo que el país debe integrarse a ese mundo donde Brasil ya ha producido cambios sustanciales en su legislación laboral. Por eso les pidió “inversión” a los industriales, y “baja del ausentismo” a los sindicatos. Y manifestó la necesidad de sentar a dialogar al Gobierno, al sector privado y a los sindicatos, para “discutir de buena fe cómo vamos a defender el trabajo”.
Estableció, finalmente, un plazo de mediano término. Advirtió que si la Argentina consigue firmar los convenios comerciales con la Unión Europea en 2018, estos alcanzarán plena aplicación dentro de 10 años. Ese es el lapso -pautó- en el cual los cambios en materia laboral tienen que hacerse realidad.
Lo que vendrá
Le llegó el turno entonces, a lo que había manifestado Gil Lavedra: la nueva etapa del país. El mandatario nacional adelantó que la Argentina se encamina a entrar en una etapa de reformismo permanente, que es la fase en que ya se encuentra el mundo. Y su estrategía para ello podría sintetizarse en la palabra “simplificación”. Una simplificación que se traduzca, en el Estado, en “premiar al que más se esfuerce”. Porque, alertó, “aquí la política y la burocracia se unieron para poner cada vez más trabas”.
Precisamente, después de aseverar que muchas trabas del Estado son insensatas y que, en todo caso, sólo se explican porque se convierten “en un quiosco más que hay que pasar”, planteó que su objetivo es simplificar el funcionamiento de todos los organismos públicos por una razón central: “Tenemos que poder demostrar en qué gastamos el dinero de la gente”.
Macri conectó esta cuestión con el rol de los empresarios. En un momento, había destacado el papel que tienen en la creación de empleo, que rompa con el convencimiento que le inculcaron a muchos trabajadores acerca de que “lo máximo a lo que podían aspirar era a un cargo en el Estado”, porque en el sector privado puede realizar tareas que le lleven riqueza a la comunidad. Luego, les reclamó que asuman su lugar de liderazgo y les remarcó que eso implica denunciar. “Nadie puede quedarse callado ante la extorsión o la competencia desleal”, los intimó.
Al final, y como había pedido Lifschitz, les habló a los gobernadores. Destacó la tarea del socialista en materia de conectividad y transparencia del Estado. E hizo foco en las provincias del NOA, a las que presentó como las que más trabajo privado han generado, comenzando por Catamarca. Luego elogió el “despertar” de Jujuy y su futuro en la producción de energía fotovoltaica. Y aseveró que esas dos últimas provincias, más Salta, pueden a ocupar el 50% del mercado mundial de litio.
Luego subrayó que la Nación y las provincias deben trabajar juntas en materia económica. “El gobierno tiene la tarea de reducir el déficit fiscal para ir dependiendo menos del crédito externo y de generar un plan de infraestructura agresivo como el que encaramos”, afirmó Macri.
Un último mensaje, que ató la búsqueda de consensos con la necesidad de llevar adelante reformas y con combatir la impunidad con transparencia, se refirió a llevar simplificación al sistema electoral. “Hay que terminar con este sistema oscuro y tramposo”, reclamó. Y recordó que concretar esa reforma política fue uno de sus primeros objetivos, que -aseveró- se vio frustrado por la oposición del Frente para la Victoria para concretarlo. Entonces, reclamó la implementación de un sistema de voto electrónico para hacer simples y claros los procesos electorales.
Telegrama urgente para el Gobierno de Juan Manzur.