![SAMUEL MORALES. Uno de los apuntados por el imputado Jaime declaró como testigo y dijo no saber nada. la gaceta / fotos de josé nuno](https://img.lagaceta.com.ar/fotos/notas/2017/10/14/970x637_748086_201710132152230000001.webp)
“Le voy a decir la verdad: esas personas no tienen nada que ver”, dijo el acusado Sebastián “Moneda” Jaime mientras apuntaba con una mano a los también imputados Juan Carlos Tártalo y José Carlos Acosta. Sus palabras no fueron recibidas con indiferencia en la sala: hubo gritos ahogados y llantos contenidos. Se trata de las tres personas que están siendo juzgadas por el doble homicidio de los policías Alberto Antonio Valdez y Ángel Ernesto Vélez en Río Colorado. “No dije la verdad porque fui amenazado por Nicolás Orellana, el hijo de ‘Piki’ y Samuel Morales”, advirtió. El primero es hijo de Miguel Orellana, un hombre que cumple una condena por homicidio y es hermano de los mellizos. El segundo es su ex cuñado.
El crimen ocurrió en marzo del 2015. Poco antes de la medianoche, los sargentos habían salido en una moto particular a la ruta 157, presuntamente a verificar un automóvil que estaba estacionado en una garita de colectivo. Al acercarse, fueron acribillados: Vélez recibió cinco balazos y Valdez, dos. “Los imputados efectuaron más de diez disparos a los efectivos”, acusó en el pedido de elevación a juicio la fiscala Adriana Reinoso Cuello. En ese escrito la funcionaria señaló que se desconocía el móvil del ataque, algo que todavía es un misterio.
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El juicio
Al principio, Jaime había desistido de declarar. A su turno, Tártalo y Acosta dijeron que eran inocentes y que en la cárcel habían escuchado que los autores del crimen eran Orellana y Morales. “Hasta el ‘Loco Amín’ y un tal ‘Betiana’ me dijeron ‘ese es el hijo del Piki’, pero mi mamá me decía que no dijera nada porque tienen plata. Estoy de garrón. Ese día me fui a comprar sánguches con mi mujer y a dormir”, dijo Acosta, cuya medio hermana que es hija de José Orellana, según contó. También dijo que era consumidor de marihuana, pero que jamás la había vendido.
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A su momento, Tártalo también admitió que consumía droga y que tenía antecedentes, pero que había cambiado con “la palabra de Cristo”. Dijo que se enteró del crimen por la televisión y que a Jaime, quien lo acusó, sólo lo conocía porque “le comprábamos droga a la misma persona”. “Le podría pedir perdón a la gente que tengo atrás, pero no hice nada. Cuando le pregunté a Jaime por qué me había acusado, me dijo que habían ido a su casa a amenazarlo”, contó.
En ese momento, la fiscala Estella Gifoniello pidió un careo entre los acusados, pero en vez de eso, Jaime decidió romper el silencio y declarar. Contó la misma escena que había relatado en Instrucción, pero esta vez, cambió los protagonistas.
Cambió de declaración
“Morales y Orellana me citaron. Fui a comprarles marihuana y ‘merca’. En un momento, recibieron un llamado. Alguno dijo ‘ahí vienen’. Nicolás me dijo que me fuera, pero Samuel me dijo que me quede, y que viera lo que viera, no dijera nada porque se iban a desquitar con mi familia”, le dijo a los jueces Fabián Fradejas, Juana Juárez y María Alejandra Balcázar. También dijo que antes del crimen, uno de los apuntados le dijo al otro “¿qué, los policías te pidieron más seña?” y el otro respondió “ya lo vamos a arreglar a eso”.
“Cuando los policías llegaron vieron que Nicolás y Samuel sacaban armas. Valdez fue el primero en disparar. Después dispararon Orellana y Morales”, afirmó sobre el crimen. “¿Usted fue amenazado ”, se le preguntó, antes de finalizar la declaración. Dijo que sí. “Nicolás Orellana llamó por teléfono a su padre (alojado en Villa Urquiza, al igual que Jaime) y me amenazó”. Su declaración provocó que Gifoniello llamara como testigos a “Piki” Orellana y a su hijo. También quiere interrogar a los investigadores del caso, planteos que fueron aceptados por el tribunal.
Morales, después de haber sido acusado del doble crimen, declaró: “No conozco ni a los policías ni a Jaime. A Tártalo y a Acosta sí, del barrio. Nicolás Orellana es mi ex cuñado. La noche del crimen, dejé a Acosta en su casa con mi moto y me fui a dormir. No tengo causas ni armas, ni se nada sobre este hecho”, narró.