Messi, ante su peor rival

Messi, ante su peor rival

Jugar en la altura es un tormento para el crack

LA CARTA MÁS VALIOSA DE SAMPAOLI. En la Selección, todos le prenden velas para que Lionel Messi juegue su mejor partido en Quito. De su buen rendimiento depende, en gran parte, el futuro de Argentina. dyn
09 Octubre 2017

GUAYAQUIL.- Lionel Messi no conoce de rivales superiores desde su debut oficial en Barcelona, ni en el seleccionado argentino, aunque la altura de Quito y de La Paz han sido los más complicados que enfrentó a lo largo de su carrera.

Esta vez, Argentina lo necesita más que nunca. Su dependencia se agigantará a niveles impensados y, en lo que puede llegar a representar su último partido en una Eiminatoria sudamericana, deberá demostrar toda su calidad frente a un contexto complicado por múltiples factores.

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“Personalmente, creo que es imposible jugar ahí, aunque hay otros jugadores que van y juegan. Igualmente eso no puede ser una excusa por la derrota”, argumentó un afligido rosarino tras la goleada de los bolivianos sobre el representativo nacional por 6-1 en 2009, con Diego Maradona como DT.

Durante esa tarde, las imágenes de Messi vomitando en el campo o agachado recuperándose por la falta de aire, luego de uno de sus piques habituales, se repitieron durante los 90 minutos en varias ocasiones. “Hay compañeros que estaban mareados, con dolor de cabeza”, remarcó con un tono de enojo como pocas veces exhibió.

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Y esa derrota se sumó a otra en la capital ecuatoriana (0-2) durante mismo año y también por la eliminatoria hacia Sudáfrica 2010, mientras que en la posterior clasificación para Brasil obtuvo dos empates (ambos 1-1) en cada país.

Su mejor actuación en dichas condiciones se dio en Bogotá, donde son 2.600 los metros de altura sobre el nivel del mar, cuando le anotó un tanto a Colombia, aunque el equipo finalizó con una caída 1-2, conducido en aquel entonces por Alfio Basile.

De hecho, aquella intervención en el “Campín”, que se dio en los minutos iniciales cuando el cuerpo aún no acusó dolencias o falta de oxígeno, tuvo varios pasajes malos, pases mal dados, varios ahogos, ya que se le agregaron los casi 35 grados de temperatura, algo que no sucederá en el Atahualpa porque se espera una máxima de 20.

La imagen más recordada del astro argentino se observó en el encuentro que finalizó 1-1 en Quito, cuando en vez de festejar el gol junto con su amigo y autor Sergio Agüero, lo abrazó levemente y salió hacia el banco de suplentes, para pedirle al médico un poco de aire de los tubos de oxígeno que acompañaron cerca de los relevos.

“Cuando jugás normal te recuperas más rápido, aquí cuesta mucho más”, se quejó aquella vez Messi.

La necesidad le golpea la puerta a Argentina, que está obligada a ganar para asegurarse, al menos, el repechaje al Mundial, y Messi, como líder futbolístico, se verá ante la posibilidad de sobreponerse a una de sus peores sombras. Y, a su vez, ayudar a los dirigidos por Jorge Sampaoli a acercarse o a meterse en la máxima cita del fútbol.

Sin dudas, con la experiencia de sus otras presentaciones en esos escenarios, probablemente Messi se atrase tácticamente, entienda que su velocidad tendrá que traducirse en buenos pases y no tanto correr verticalmente gambeteando rivales.

A diferencia de algunos de sus compañeros, como Angel Di María, el futbolista de Barcelona padece en demasía salir a una cancha con estas características y sus dos puntos sobre 15 posibles lo dejan bien en claro.

Messi, con sus palabras en los vestuarios del “Hernando Siles” y sus actuaciones hasta el momento, demostró que la altura, sean 3.600 metros como en Bolivia o 2.850 como en Ecuador, es su peor rival en una trayectoria plagada de récords y goles. (Télam)

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