El reto de lograr el gol en un contexto desconocido

No hay una sola causa para explicar por qué en la Selección hay buenas individualidades que no logran conformar un equipo. Habría que conocer a cada jugador; y no es lo mismo funcionando en un grupo que en otro. El entrenador ha cambiado hace relativamente poco tiempo; y el director técnico, que marca los lineamientos de cómo van a jugar. A eso se suma la exigencia de clasificar para un Mundial de un equipo que estaba primero en el ranking de Seleccionados del mundo a pasar a una eliminatoria que parecía muy fácil de clasificar, con resultados que empiezan a ser adversos; y las chances de poder clasificar se van achicando y con eso sube la exigencia de efectividad de gol. Porque en el fútbol no existe el “casi gol”. Importa el gol, que es lo que muestra la efectividad. Hay más un querer que un poder. Y es un círculo vicioso: no logro el gol, más me estreso y pierdo eficacia en el sesgo deportivo. Un problema es que ellos pueden brillar en sus equipos, pero en contextos altamente conocidos por ellos. En sociedades del primer mundo muy estables, muy estructuradas, está todo pautado. Las variables están muy controladas. Se ponen la camiseta, el botín, salen y juegan con compañeros con los que hay un esquema de juego X, en el que está muy estudiado cómo juega el otro equipo. Habría que ver cómo los marca el hecho de tener compañeros nuevos, técnicos nuevos, viajar en avión, llegar dos días antes; ponerse la camiseta y salir a jugar; cómo les juegan el cansancio y la presión, y qué tanto tiempo han tenido para estudiarlo al rival, o cómo el cuerpo técnico analizó al rival, y cómo le transmitió al equipo esa información. Y quizás haya cuestiones no habladas entre ellos, que los estén perjudicando. Sumado a que tienen que hacer frente a una demanda externa que quizás sobrepasa su capacidad de reacción y de adaptación. Es un distrés, un estrés negativo,