“Muy poca gente va a la parroquia”, lamentan en La Florida
Que nada volvió a ser igual en La Florida desde la muerte del padre Juan Viroche es una realidad para la mayoría de los vecinos. Las puertas de la parroquia Nuestra Señora del Valle ya no permanecen abiertas todos los días; algunas catequistas y jóvenes de la Acción Católica dejaron de participar de las actividades, el grupo de ayuda para jóvenes adictos se desintegró y muchas personas no tienen el valor para volver a entrar a ese templo, donde un año atrás fue hallado sin vida el sacerdote.
Pese a que vive a menos de 200 metros de la parroquia, Estela Guerrero no consigue vencer sus miedos a la hora de entrar. “No fui nunca más a la Iglesia, quiero ir a la misa de su aniversario pero no sé cómo voy a hacer, siempre me pasa que llego hasta la puerta y no puedo entrar”, reveló. Según dijo la mujer, son muchos los fieles que sienten lo mismo. “Ya mandaron dos curas nuevos y ninguno quiere quedarse. La gente ya no va como antes. El padre que está ahora no se queda acá en La Florida; viene a dar la misa y se va. Mucha gente está muy triste; no sé si con el tiempo pasará”, lamentó en una entrevista difundida por Panorama Tucumano.
Silvia Diosque de Casillas era catequista de la parroquia, pero decidió alejarse tras la muerte de Viroche. “Cuando estaba el padre Juan todo era distinto, había más participación en la parroquia. Pero ahora muy poca gente va; hay personas que dejaron de ir a misa, lo veo todo muy cambiado”, expresó. “Eso nos llena de angustia -agregó la mujer-, ver que la Iglesia está cerrada, que sólo hay misas tres veces a la semana... yo me retiré de la catequesis de la sede porque no podía con esto, estaba muy mal, me hizo muy mal lo que pasó con el padre Juan”.
A su hija le sucedió algo similar. “Ya nada es igual. Antes compartíamos todos los días con él, sus misas estaban llenas de niños y jóvenes, y las puertas de su casa estaban abiertas para todos”, dijo Stefanía Casillas. “Al sacerdote que está ahora no lo conozco mucho, fui a una sola misa, me alejé bastante, antes era delegada de la Acción Católica y decidí alejarme un tiempo porque no podía entrar al templo”, contó la jovencita, en coincidencia con su madre.
En el caso de Erika Leiva, formaba parte de un grupo que se dedicaba a ayudar a los jóvenes adictos a las drogas de La Florida. “El grupo se formó cuando le conté al padre Juan que había un barrio donde vendían drogas, él me presentó a dos mamás que también estaban interesadas en trabajar en el tema y comenzamos a reunirnos todos los sábados”, explicó.
La jovencita precisó que el trabajo consistía en acercarse a las familias de los chicos con adicciones y asesorarlas sobre a dónde recurrir. “No importaba la religión ni el partido político, el tema era poder ayudarlos. Pero era una tarea en la que estábamos solos, no teníamos apoyo ni siquiera desde el Arzobispado; el grupo éramos el padre Juan y nosotros. Con su muerte dejó de funcionar porque las mamás tuvieron miedo”, aseguró.
También pudo dar testimonio de ese antes y después Catalina “Ketty” Galiano. “La vida antes era toda alegría. El padre Juan nos transmitía a todos una gran alegría; era una persona muy entregada a la comunidad y eso nos dejó marcados a todos los fieles de La Florida, hoy lo extrañamos un montón”, dijo la mujer, que también trabajaba junto a Viroche en la parroquia.
“Él era la misma persona para todos, no tenía preferidos y se acercaba a todos los hogares. Pero hay gente que se alejó de la Iglesia porque todavía no acepta esta realidad. Ahora tenemos otro sacerdote, sé que no todos son iguales, pero nos iremos acostumbrando y rezando por el padre Juan y para que todos salgamos adelante. Fue un ser querido para toda la comunidad”, sostuvo.