Miembro fundador del Partido Obrero (PO) en la década del 60, el cinco veces candidato a presidente de la Nación, Jorge Altamira, es un referente para militantes y dirigentes de ese espacio. Por eso, además de brindar una conferencia pública el jueves en la facultad de Derecho de la UNT (disertó sobre la crisis latinoamericana y los desafíos de la izquierda), Altamira visitó esta provincia para confirmar su apoyo a la lista del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), que encabeza Ariel Osatinsky.
“Mientras el sistema (electoral) sea funcional a ellos (por los partidos tradicionales), lo van a mantener”, aseveró el líder del PO, tras una consulta de LA GACETA sobre la reforma política anunciada hace dos años por el Gobierno provincial. Y anticipó que, de modo “perverso”, se usará como argumento para postergar esa renovación normativa “el sistema federal”. “¿Por qué digo que es perverso? Porque Argentina pasó por guerras civiles para tener un sistema federal, pero ninguno de los que peleó en ese momento pensó que esto iba a ser una herramienta para establecer la ley de Lemas (o acoples); se pensaba el federalismo como un (sistema para el) desarrollo pleno de la autonomía de las provincias, en particular por el papel asfixiante de Buenos Aires”, indicó. Y recalcó que las reglas “no van a cambiar”. “La prueba está en que nadie da el ejemplo con su conducta. Si todos los partidos renuncian a los acoples, pero el oficial no lo hace, sería un golpe tremendo para el propio partido oficial. Su autoridad ante el electorado se caería por el suelo”, analizó Altamira.
Consideró que el sistema electoral es una de las razones por las cuales el PO, a pesar de que “en Tucumán está creciendo”, no llega a los cuerpos legislativos de la provincia o los municipios. “Uno de los problemas que tuvimos acá es que esta es la provincia más fraudulenta a nivel electoral, junto con Misiones y Santa Cruz. La única vez que todos los partidos fueron con una sola lista, a la que los electores pudieron reconocer sobre la mesa (del cuarto oscuro), tuvimos dos (convencionales) constituyentes (en 2006). Después dijeron: ‘no, esto no puede seguir así’, y metieron 100 boletas. Hubo un proceso de cooptación y corrupción increíble. A nosotros, el hecho de que en Salta aplicaran la boleta única, nos ayudó”, advirtió Altamira.
También mencionó aspectos de la tensa situación política que se vive en América Latina. “Pero vemos un intento de la derecha de ocultar que es responsable de crisis mucho más graves inclusive que la de Venezuela en la actualidad”, planteó. Y cuestionó que los gobiernos se autodenominen “democráticos” cuando ejercen “con un estado de represión fenomenal”. “Una prueba de eso está en el caso (de Santiago) Maldonado; no sólo por la desaparición forzada, sino también por la gigantesca operación de encubrimiento”, indicó.