Si el tiempo fuera desmenuzándose en pequeños sucesos, por la última parte de su película deportiva, Atlético convive hoy con una serie de intermitencias que no lo dejan ser completamente feliz. Sus emociones fluctúan entre la algarabía y la rabia. Atlético hizo de su desconcierto un tema tabú. Y para resolverlo necesita tiempo de acción, opina Ricardo Zielinski, que pagaría por disponer de días corridos de entrenamiento.
El hecho de haber jugado Copa Sudamericana (fue eliminado), Copa Argentina (sigue en carrera) y Superliga, le quitaron espacio de actividad en el laboratorio a su plantilla. Le restaron frescura al grupo. “No me gusta poner excusas pero tanto a Independiente como a nosotros nos ha tocado jugar una seguidilla importante de partidos y lamentablemente no hemos tenido mucho tiempo de trabajo”, argumenta el “Ruso” sobre los vaivenes de su Atlético en las recientes presentaciones. Esta semana será más de lo mismo. Ni el equipo ni él tendrán respiro. Porque si bien hay días de handicap para corregir errores, el rival de turno supone ser un desafío intenso: Zielinski se las verá con Belgrano, el club con el que ascendió a Primera el mismo día que mandó al descenso a River; con el que llegó a jugar copas internacionales y con el que se ganó el respeto de todos en el planeta fútbol. “Va a ser especial, sí, pero yo me debo a Atlético. Será la primera vez que enfrente al club en el que estuve seis años. Trataremos de hacer un gran partido”, responde Zielinski como dejando afuera cualquier sensación de nostalgia.
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Puede que no lo sea, pero el choque del viernes, a las 21.05, en el Monumental, tiene pinta de bisagra. Para el “Ruso”, el trajín de tantos partidos es un rival más, porque “juega” en la cabeza y, por supuesto, en el físico. Eso le preocupa. “Nos han tocado muchos partidos seguidos y eso ha hecho que los jugadores lo sientan, que bajen su nivel y hoy estemos siendo un equipo irregular. Queremos ser parejos en nuestro rendimiento pero por ahora no lo hemos podido lograr”, admite Zielinski, que igualmente ve un horizonte positivo. “Después de Sarmiento (el miércoles 4 de octubre, en Salta, por Copa Argentina), todo volverá a la normalidad”.
Los males, de todos
La falta de gol es un jeroglífico a descifrar por el plantel. Si el “Decano” no convierte, la culpa no es exclusiva de los delanteros. “Cuando los puntas no marcan el problema es del equipo. Debemos mejorar en situaciones de gol”, acepa un Zielinski que estira hasta otro ámbito el concepto. “También esperemos solucionar el tema defensivo, que es algo que me preocupa”.