“Argentina necesita del José Fierro”, era el lema de una campaña audiovisual organizada por hinchas de Atlético tras el empate de la Selección ante Venezuela. El debate por donde debería hacer uso de la condición de local. Lo que sugerían tales hinchas, a través de un emotivo video, era cambiar de Monumental: el de Núñez por el de 25 de Mayo y Chile.
Si existen complicaciones para recibir a Perú en La Bombonera, imagínense lo que sería traer a Lionel Messi y compañía al estadio “decano”. Está claro que a lo que apuntaban las imágenes en las que se veía a Atlético conseguir la histórica clasificación a la fase 3 de la Libertadores en Quito; los recibimientos al equipo en el Monumental y a periodistas hablando maravillas del ambiente en la cancha: resaltar una virtud que pocos equipos tienen y que generalmente tarda años en conseguirse: la mística.
“Atlético tiene mística. No sé si copera, pero mística en fin”, dijo el ex técnico Pablo Lavallén, tras ganarle a Peñarol en mayo de este año y eliminarlo de una copa (la Libertadores) que no solo levantó en cinco oportunidades sino también en la que posee los récords absolutos de participaciones (43) y partidos ganados (155).
¿Qué es la mística entonces si puede darse un resultado como el de Peñarol y Atlético? ¿O ambos la poseen? Evidentemente Atlético recién empieza a hacer su camino internacionalmente y no necesariamente sea un fracaso que no vuelva a participar de esa clase de torneos en unos años (mantenerse en la categoría y terminar entre los 15 primeros equipos del torneo local no es nada despreciable).
Cuando hablamos de Peñarol, de Boca, de Independiente y hasta de Estudiantes de La Plata, estamos hablando de mística. También cuando lo hacemos de River, que logró recuperarla tras 20 años. Pero Atlético, que mañana ante el “Rojo” por los octavos de la Sudamericna volverá a poner a prueba lo que sea que tenga en estas competencias, también tiene algunas credenciales que mostrar.
El equipo jugó siete partidos internacionales oficiales de local y aún no conoce la derrota: cinco triunfos (3-1 a Junior, 2-1 a Wilstermann, 2-1 a Peñarol, 3-0 a Oriente Petrolero y 1-0 a Independiente) y dos empates (2-2 con El Nacional y 1-1 con Palmeiras). De visitante, condición en la que jugará el trascendental partido de mañana, ganó dos y uno de ellos es el que quizás haya cambiado el rumbo de su historia. El 1-0 a El Nacional en la altura ecuatoriana fue un hito que se recordará por siempre y que quizás esté condimentado por esa “mística” que se hace difícil definir.
Si hasta la RAE habla del misterio y lo oculto que encierra cualquier cosa relacionada con ella. Además de lo espiritual a lo que puede hacer referencia. “Que incluye misterio o razón oculta”, “parte de la teología que trata de la vida espiritual y contemplativa y del conocimiento y dirección de los espíritus”, son algunos de los intentos de la Real Academia que no contempla una acepción futbolística del término.
Ricardo Zielinski no usó las mismas palabras que Lavallén en su momento pero el “Ruso” sí entiende que la hinchada de Atlético puede ser verdaderamente influyente y que su equipo tiene capacidad para ganar partidos complicados.
“Quizás no es copera pero sí es una mística de unión, orden y sacrificio”, agregó en su momento Lavallén. Remitirnos al pasado es necesario porque jamas se construye de un día para el otro. Desde Juan Manuel Azconzábal, pasando por Lavallén, hasta Zielinski, más los jugadores que perduran, todos tienen que ver. La mística de Atlético quizás no sea todavía un hecho pero es un muy buen comienzo.