Esperar. De eso sabe Rodolfo Aranda. Hace 10 meses que aguarda a que lo llamen, a que le digan “venga señor; venga y jure”. Y que entonces él extienda su brazo derecho sobre una Biblia y se comprometa ante Dios, la Constitución, la Justicia independiente y el respeto a la soberanía popular. A ese recitado lo tiene preparado desde aquel entonces. Lo que le ha faltado es la ocasión. Pero ahora se lo oye esperanzado: “quizás esta semana se conozca una sentencia”.
El veredicto que anhela Aranda debe ser pronunciado por los camaristas Rodolfo Novillo y Carlos Giovanniello, a cargo de la sala II de la Cámara en lo Contencioso Administrativo. En marzo pasado, comenzó a tramitarse allí un recurso de amparo suyo, en el que acusa al Concejo Deliberante de esa ciudad de negarse a incorporarlo.
Sucede que el 4 de octubre del año pasado ese cuerpo legislativo recibió un documento de la Junta Electoral Provincial, en el que se le comunica que la vacante dejada por el otrora edil Lisandro Argiró -quien obtuvo una licencia para asumir como secretario de Gobierno del intendente, el radical Mariano Campero- debe ser cubierta por Aranda. No obstante, ese espacio de representación todavía no ha sido ocupado.
Los ediles detractores de Campero (Benjamín Zelaya, Lucas Cerúsico, Héctor Aguirre, Maximiliano García, Walter Aráoz y Pedro Albornoz Piossek) se han opuesto a tomarle juramento. Argumentan que Aranda debe ser investigado, antes, por supuestas irregularidades durante su desempeño como funcionario municipal. Además, el peronista Aguirre -en particular- ha declarado que Argiró ha incurrido en una candidatura testimonial. De acuerdo a su razonamiento, debería renunciar a su banca, en vez de haber pedido licencia, y liberarla así, naturalmente, para el segundo de su lista.
Uno menos entre los seis
Mientras tanto, Aranda se ilusiona con un fallo favorable, en el que se conmine a esa institución a tomarle juramento. No obstante -aclara- también cabe la posibilidad de que los camaristas insten a los concejales, con un plazo de por medio, a que resuelvan ellos la situación. Según él, ese no sería el mejor escenario para sus intereses, pues cree que sus opositores “encontrarán el modo de embarrar la cancha”.
Además del caso Aranda, la posibilidad de un llamado a sesión por parte del Concejo yerbabuenense puede que demore unas semanas, puesto que Aguirre -uno de sus conductores-, se encuentra en Buenos Aires. Su regreso demorará al menos 15 días Así las cosas, el grupo compuesto por los seis concejales opositores a Campero se ha quedado sin la mayoría. Si los oficialistas José Macome, Javier Jantus y Marcelo Rojas no acuden a algún llamado, el resto no reunirá el quórum de seis necesarios para abrir una sesión.