La falta de planificación en la avenida Perón

La falta de planificación en la avenida Perón

Exceso. Imprudencia. Imprevisión. Desorganización. Descontrol. Falta de respeto por el prójimo. Ausencia de autoridad. Algo de eso ocurre a diario en la avenida Juan Domingo Perón que recorre 6,5 kilómetros, entre el Camino del Perú y el derivador de La Olla. Las quejas vecinales, que datan de hace ya unos años, se incrementan a medida que tránsito vehicular y peatonal se vuelve más intenso y resulta cada vez más difícil para cualquier transeúnte cruzarla. En nuestra edición dominical, dedicamos un amplio espacio a este asunto que desvela a muchos yerbabuenenses.

Los accidentes que se producen con mucha frecuencia constituyen una de las preocupaciones ciudadanas. “La avenida se ha vuelto un peligro. Todos los días ocurren accidentes. Y en ciertos horarios es imposible cruzar. Deberían poner semáforos en las esquinas más transitadas”, afirmó una escribana. Una abogada dijo que cuando se inaugure un supermercado la avenida se pondrá “imposible” y cuestionó la decisión de permitir el emplazamiento de un negocio de esas características, junto al complejo de viviendas Terrazas Park.

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Ciclistas, caminantes y corredores solicitan que haya sendas para ellos. Un edil propone que los carriles de ambas manos sean transformados en circuitos ciclísticos, a través de conos fijos, pintura y cartelería que indique que se trata de un sector mixto, para vehículos y bicicletas, y que la colectora paralela a la avenida, en la mano sur, sea empleada como un paseo de calidad de vida.

El jefe de Gabinete del municipio dijo que por ahora no se instalarán semáforos porque una red sincronizada es costosa. Agregó que se están colocando reductores de velocidad, que serán precedidos por cintas reflexivas de pintura termoplástica. El subdirector de Tránsito comentó que emplearán pistolas electrónicas para efectuar fotomultas de manera presencial.

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La Perón, inaugurada en octubre de 1995 por Ramón Ortega, cuyo ancho de calzada es de 42 metros, se convirtió hace ya unos años en una suerte de velódromo. En uno de los choques acaecido en mayo último, un joven se salvó de milagro en el cruce de Perón con Bascary. Consignábamos en la ocasión que ni la actual ni la anterior intendencia habían colocado semáforos. En julio de 2013, el subdirector de Tránsito de Yerba Buena había afirmado que en esa avenida detectaban con frecuencia vehículos que circulaban a 140 km/h o más, pese a que la velocidad máxima permitida es de 70 km/h. Reconoció que nada podía hacer para detener a los jóvenes que conducían alcoholizados durante los fines de semana. El 21 de diciembre de 2006, una abogada y su hijo murieron; luego de superar con su vehículo la platabanda de la avenida Perón, fueron embestidos por un automóvil conducido por un joven de 18 años.

La realidad está mostrando que los controles de exceso de velocidad son totalmente ineficientes, tampoco se instalaron semáforos en todos estos años, ni se ha implementado una educación vial que se vea reflejada en una merma de transgresiones. Pero lo que más asombra y preocupa es una falta de planificación urbana con visión de futuro. Se trata de abordar esta problemática de un modo integral, es decir, teniendo en cuenta las necesidades y los pedidos de los habitantes con la mirada puesta en lo que vendrá. Sería interesante que antes de avanzar con acciones parciales, se le pidiera a la UNT un estudio general que contemplara el bosque y no solo el árbol.

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