“Da bronca ver que se ensañen así”, dijo la víctima de un violento asalto

“Da bronca ver que se ensañen así”, dijo la víctima de un violento asalto

Cuatro asaltantes armados entraron a una vivienda; como las víctimas se resistieron, golpearon a un chico y balearon a sus padres. Un jovencito de 13 años forcejeó con los ladrones y logró escapar para buscar el auxilio de sus vecinos. Huyeron sin llevarse nada.

GOLPEADO Y HERIDO. Facundo recibió puntos en la cabeza, se partió un diente y terminó con los nudillos lastimados tras forcejear con los intrusos. la gaceta / foto de franco vera
09 Agosto 2017

Facundo Jiménez aseguró que no tuvo miedo de enfrentar a los ladrones. Pese a tener 13 años, no se acobardó ante la presencia de cuatro delincuentes armados que irrumpieron en su casa. El niño explicó que sólo quería salvar a su familia, por eso escapó en medio de la madrugada para pedirles ayuda a sus vecinos. Sin embargo, no pudo impedir que los asaltantes balearan a sus padres.

El chico se había quedado mirando televisión en el living de su casa hasta tarde, el lunes a la noche, y terminó dormido en el sillón. Por eso fue el primero en advertir la llegada de los ladrones a esa vivienda, ubicada en calle Paysandú al 900, en la ciudad de Tafí Viejo.

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“A las 3.50 sentí ruidos en el techo, pero no les di importancia porque pensé que era algún animal. Después, como a las 4.10, sentí golpes fuertes en la puerta. Me levanté e intenté retenerla, pero rompieron la cerradura y entraron”, relató el niño. Más tarde la Policía aclararía que los intrusos utilizaron un pedazo de hormigón para reventar la puerta.

“Vi a cuatro personas con armas”, siguió contando Facundo, quien se desesperó por alertar al resto de la familia que en ese momento dormía. “Empecé a gritar para despertarlos. Uno me quería tapar la boca y le mordí el dedo; lo mordí tan fuerte que me partí el diente”, dijo, mientras se levantaba el labio superior para exhibir el diente quebrado. “¡Me está mordiendo, pegale!”, le ordenó en ese momento uno de los asaltantes a un cómplice.

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“El único que tenía el rostro descubierto me golpeó varias veces con el arma en la cabeza. Tuvieron que hacerme varios puntos”, relató Facundo. Producto de esos culatazos, hay varias gasas anaranjadas que se mezclan con los cabellos del chico. “Después de un rato aflojó y me soltó, ahí aproveché para salir corriendo. Lo único que pedían era plata”, agregó. Desesperado, Facundo atravesó el portón de su casa y empezó a golpear las puertas de sus vecinos, que a esa hora dormían. “Un señor que vive acá cerca se demoró en abrirme la puerta porque no encontraba la llave. En ese momento escuché disparos, les habían disparado a mi mamá y a mi papá. Después vi que se dieron a la fuga los ladrones; corrían para distintos lados”, indicó el niño.

Tiros y forcejeos

Mientras Facundo buscaba el auxilio de sus vecinos, su hermana Mara se había despertado con los gritos. La jovencita de 16 años salió de su habitación y vio cómo su papá forcejeaba con dos delincuentes. “Empujé a uno de los ladrones, pero sacó un arma, me tiró en la pieza de mi hermano y me dijo que me quede ahí”, recordó.

Para cuando Mara pudo volver a salir del dormitorio, uno de los delincuentes ya había baleado a su madre. “Cuando mi papá vio que le pegaron a mi mamá, le metió una trompada y ahí le dispararon a él”, explicó la jovencita.

Como la situación se les había salido de control a los ladrones y no habían logrado encontrar un solo peso, decidieron escapar sin llevarse nada. Los hijos del matrimonio herido trasladaron a la mujer al hospital. Su padre sería llevado más tarde en una ambulancia.

Internados

Ambos permanecen internados en el Centro de Salud. Según se informó, Patricia Lazarte recibió dos disparos en la pierna izquierda. La mujer, que tiene 51 años, sufrió la fractura de esa rodilla. En cuanto a su esposo, Eduardo Jiménez, de 45 años, tiene fractura de fémur en la pierna izquierda. Las fuentes informaron que tanto el hombre como la mujer deberán ser sometidos a cirugía.

Ayer, los hijos del matrimonio aguardaban noticias de sus padres desde su casa de Tafí Viejo. Cuando se les preguntó si estaban asustados, ambos dijeron que no y Mara aclaró: “no tenemos miedo, tenemos bronca de ver que entren, pidan cosas y al ver que no teníamos nada se ensañen así”.

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