El problema sin resolver de los animales sueltos

El problema sin resolver de los animales sueltos

La investigación periodística de la reciente edición de Panorama Tucumano, el ciclo televisivo de LA GACETA, reactualizó uno de los debates que cruza a la opinión pública tucumana: la problemática de los animales sueltos en rutas y caminos de la provincia.

Se trata de un cuadro de situación al que las autoridades competentes no han encontrado las respuestas más eficaces para resolverlo, toda vez que se ha constituido en una de las causas más importante de accidentes y muertes en el ámbito vial.

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Una dramática mezcla compuesta por el descuido de los propietarios de los animales, una vigilancia esporádica, insuficiente de parte de las fuerzas de seguridad y de transporte, junto a prácticas de sectores sociales para quienes el animal forma una parte importante sus hábitos de vida conforman un contencioso que ha ido transformándose en crítico, trágico y cada vez más preocupante.

La jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación señala a los propietarios como los principales responsables del hecho que los animales deambulen por las rutas. Una ley provincial explica que es la Policía el organismo que debe realizar los controles y secuestrar a los animales sueltos. Esas visiones sobre la realidad, que en muchos casos generan disputas administrativas y dificultades de implementación de las medidas, estarían también entre las causales de que esta crisis continúe provocando cientos de muertes, heridos y graves daños materiales a las personas y al patrimonio, todos los años.

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Vecinos, lectores y turistas han venido advirtiendo de distintas maneras que en la gran mayoría de las rutas y caminos provinciales encuentran vacas, caballos, ovejas, burros y hasta a veces, porcinos y camélidos, prácticamente a su aire y lejos de vigilancia alguna, custodia, o control. Pero es en la ruta a los valles -la 307- donde la presencia de animales sueltos ha llegado a complicar dramáticamente el tránsito de vehículos en algunos tramos del camino. La decisión de la comuna de El Mollar, respecto de que se proponía tomar medidas drásticas con los animales que deambulan en calles y rutas de su jurisdicción y que resultan un peligro para conductores y peatones fue una de las últimas ideas que se promovieron, aunque sin que se avance a una aplicación precisa. En el informe de Panorama Tucumano, jefes policiales admitieron que en promedio encuentran unos 10 animales a la semana circulando por espacios viales y que llegan a secuestrar vacunos, caprinos, bovinos y porcinos, y refrescaron que en Tafí del Valle, Trancas y San Pedro de Colalao se advierte una concentración de este panorama. Como se recordará, hubo casos en que pobladores llegaron a realizar cortes de ruta para dar una mayor visibilidad al problema. Pero entre quienes aportan otra voz a la cuestión se encuentran los miembros de los pueblos originarios que recuerdan que hay familias que los necesitan para sustentarse y que no disponen de los recursos necesarios para alimentarlos, e incluso, justifican que los animales circulen en libertad, a partir de su propia cosmovisión que les señala que están libres de pastar, ya desde ante de la colonización. Queda en evidencia entonces que se trata de una seria problemática social que necesita de la aplicación de medidas correctivas con la máxima institucionalidad: un replanteo general de operativos de custodias de las rutas, una modificación de la legislación vigente que imponga criterios, penalidades y competencias precisas y justas, una convocatoria -a modo de campaña educativa- a la responsabilidad y la prudencia por parte de los conductores de vehículos y una mayor toma de conciencia de las circunstancias de parte de los propietarios y de todos los actores sociales involucrados en esta realidad podrían ser parte de esa urgente iniciativa.

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